El Pais Uruguay

“ASSE ya no paga más $ 140 mil por una cama”

Entrevista al presidente de ASSE, Leonardo Cipriani

CARLOS TAPIA

“Acá no se paga más una cama $ 127.000 o $ 140.000 por día. Una tomografía a $ 27.000 tampoco se paga más. Se paga al valor del mercado. Esas cosas sí las estamos trabajando porque nos hemos encontrado con situaciones extrañas. Tenemos un control de auditoría muy estricto y vemos las facturas de los procedimientos. Y cuando hay algo que no corresponde no se paga”, sentenció el titular de ASSE, Leonardo Cipriani. “Ahora (una cama) se paga en el entorno de los $ 38.000”.

—¿En qué situación epidemiológica está hoy Uruguay?

—Hoy en día Uruguay está netamente meseteado. Pero estamos con un nivel de meseta alto. Con un promedio de entre 1.900 y 2.000 casos diarios. Y esto se traslada a las internaciones que se generan. En ASSE la semana pasada teníamos un promedio de 155 pacientes por día en CTI, en esta semana pasamos a 148. Tengo en la parte de estadísticas al doctor Juan Gil, que pertenece al GACH, y me ha mostrado que ha bajado la mortalidad y la internación de adultos mayores. Veo una luz de esperanza.

—¿Qué tan saturado está el sistema? —Hay un buen nivel de ocupación porque hemos aumentado la cantidad de camas: en cuidados moderados estamos en 65% y en terapia intensiva siempre andamos entre 77% y 80%. Tenemos 260 camas de CTI y 67 unidades respiratorias agudas, que se llaman así porque el personal no está conformado en un 100% por intensivistas, aunque estos profesionales dirigen las áreas. Es como un paso previo al CTI, y muchos salen de alta desde allí sin llegar a cuidados intensivos. —¿Qué porcentaje de ocupación tienen estas camas hoy?

—El 73%. Y están distribuidas en todo el país. En el futuro, como parte del plan de descentralización que queremos llevar adelante, las vamos a terminar convirtiendo en camas de CTI. —Pese a esto, ¿hay en algún departamento una situación de saturación?

—Hay que tener en cuenta que nosotros entendemos a ASSE como un conjunto. Y esto antes no era así. Cuando yo entré, el Hospital de Rivera no se hablaba con el de Tacuarembó. Si había que hacer un traslado desde Rivera el paciente iba al Maciel y al Pasteur, sin importar que tenía Tacuarembó a 100 kilómetros. A Artigas le pasaba lo mismo, y ahora se trasladan para Salto. Los centros estaban como peleados. Esto pasaba con otras cosas también. Pacientes de Maldonado si necesitaban un angiógrafo iban a un privado de Montevideo en vez de ir al Maciel, donde hay uno. En Rivera esta semana estuvo al 100% el CTI y al 50% las unidades respiratorias agudas, se hicieron traslados, pero se hicieron a Tacuarembó. ¿Para qué ir hasta Montevideo? Por momentos hay puntos que sí se van ocupando del todo, pero sumamos 50 ambulancias especializadas para poder hacer los traslados de forma rápida. —Algo que se denunció desde la oposición en el gobierno pasado es que ASSE contrataba servicios afuera para ayudar a mutualistas que estaban con severos problemas económicos. ¿Se encontró con esa realidad?

—Así no la encontré. Hay que tener en cuenta que el sistema se tiene que complementar, si yo tengo angiógrafo y el otro no lo tiene yo se lo tengo que dar. Lo que sí tenemos que tener es negociaciones claras con precios justos para ASSE. Los precios de venta de ASSE suelen ser más bajos que en el ámbito privado, y eso sí es un problema.

—¿Con qué situaciones de esas características sí se encontró?

—Acá no se paga más una cama $ 127.000 o $ 140.000 por día. Una tomografía a $ 27.000 tampoco se paga más. Se paga al valor del mercado. Esas cosas sí las estamos trabajando, porque nos hemos encontrado con situaciones extrañas. Tenemos un control de auditoría muy estricto que se hace desde SAME 105 y vemos también las facturas de los procedimientos. Y cuando hay algo que no corresponde no se paga.

—¿Cuánto pagan ahora por una cama? —Ahora se paga en el entorno de los $ 38.000. Cuando yo entré había centros que cobraban $ 30.000 y otros $ 140.000. —¿Quiénes cobraban 140.000?

—No importa. Ahora lo que hicimos fue una negociación correcta.

—Importa sí...

—Yo no voy a decir a qué centros privados se les pagó eso. Lo que hicimos fue arreglarlo. Lo hicimos apoyándonos en la Junta Nacional de Salud (Junasa) que marcó los criterios. Por ejemplo, ahora el precio de la cama Covid, de privado a ASSE o de ASSE a privado, es algo que se estipuló con expertos que marcaron cuál es el costo real.

—¿Cuál es?

—Son $ 67.000 y es lo que vale. El paciente Covid es muy costoso, porque suele estar intubado, con un requerimiento muy alto de oxígeno, con un requerimiento muy alto de medicación, que implica prácticamente un enfermero por cama, y hay que hacerle permanentemente diálisis… Es un paciente muy complejo. Es un paciente que para el Estado, para la población uruguaya, tiene un costo alto.

—Cuando empezó la pandemia la gran mayoría de los pacientes que llegaban al CTI eran de clase alta o media alta, socios de seguros privados o mutualistas. ¿Cuál es la situación actual?

—Eso ya no es así. Cuando no estaba la variante P1 en ASSE teníamos la pandemia muy controlada. Ahora el perfil es otro, son pacientes jóvenes, de características obesas y que muchos se atienden en los hospitales públicos. Yo suelo ir y caer de sorpresa a los centros de cuidados intensivos. Sé de lo que hablo. —¿Qué quiere decir que son jóvenes? —En la última ronda que hice, que fui a Paysandú, Salto y Rivera, eran muy jóvenes. El de menos edad tenía 27 años y el pico era de un señor de 81, pero este se estaba yendo de alta. El común denominador tiene entre 30 y 60 años, y 90% son obesos.

—A veces se confunde el sobrepeso con la obesidad. ¿Qué implica que sean obesos? —Son gordos. La definición de obesidad se hace por el índice de masa corporal. Lo que se calcula es el peso sobre la talla al cuadrado. O sea, el peso divido la altura al cuadrado. Si el resultado es mayor de 30 es obesidad. Nosotros lo que estamos viendo es pacientes con obesidad mórbida, o sea que esa cuenta les da 40 o más. Las personas que están en esta situación se tienen que cuidar muchísimo: usar tapaboca, lavarse las manos y vacunarse. Inclusive, en las embarazadas que han tenido problemas el común denominador es la obesidad. Esto pasó en todas, menos en una.

—¿Qué porcentaje de la cantidad de casos positivos han sido de ASSE desde que empezó la pandemia?

—Está en el entorno del 27%, pero la mayoría se sucedieron en los últimos tiempos. Nosotros tuvimos un despegue enorme con la P1.

Se tomaron medidas duras que en otro país podrían ser parte de una cuarentena obligatoria”.

—¿Cómo están en cuanto a stock de oxígeno y medicamentos? SUMI denunció semanas atrás un faltante.

—Este es un problema a nivel mundial. Con el oxígeno lo que hicimos fue adquirir máquinas para producirlo; con esto venimos bien, pero cuidándonos mucho. Y a nivel de medicación hemos tenido los problemas que ha tenido Uruguay: no nos quedamos sin ella, pero a veces estuvimos al mínimo. Cuando un sedante faltó, siempre hubo otro para sustituirlo. —¿Qué porcentaje de médicos y enfermeros de ASSE se vacunaron?

—No tengo ese dato.

—¿Y pacientes vacunados?

—No tengo tampoco ese dato, pero lo tengo pedido. Creo que es alto porque el paciente de ASSE responde. Es un buen paciente. A ASSE hay que sacarle ese aspecto de institución pobre. Eso es algo con lo que tenemos que terminar. Y para lograrlo lo que hay que hacer es mejorar la atención.

—Siguen muriendo decenas de personas por día, los casos siguen siendo altos, pero uno ve la calle y se nota que hay bastante movilidad. ¿Cómo analiza esta situación?

—Las medidas que ha tomado el Poder Ejecutivo son efectivas. Esto es fácil de probar. Hay que mirar el índice de transmisibilidad, el famoso “R”. Hace un tiempo atrás estábamos en 1,26. Hoy en día el “R” está en 0,87. Eso demuestra que se paró la movilidad. Montevideo tiene un “R” más alto, más cerca del uno, pero eso es lógico porque es la capital.

—¿Se podrían haber evitado muertes con una reducción mayor de la movilidad? —Desgraciadamente no lo creo así. Las medidas que se implementaron fueron las necesarias. Se ha dicho que se actuó lento, pero si el Uruguay no hubiera actuado en tiempo y forma los números serían muchísimo peores. El país tomó medidas duras, estrictas, que en otros países podrían haber sido consideradas parte de una cuarentena obligatoria, pero que acá se enmarcaron en el concepto de libertad responsable.

—Usted fue uno de los que le dijo al presidente Luis Lacalle Pou que el sistema no se va a saturar, ¿cómo llegó a esta conclusión?

—Trabajando y viendo cómo podíamos aumentar las camas de CTI. Y teniendo mucha fe en el plan de vacunación.

—La expresidenta de ASSE, Susana Muñiz, destacaba que ella se atendía en los hospitales. ¿Usted es usuario de ASSE? —No, yo no. Toda mi familia se atiende en el mismo lugar. Es de toda la vida. Y no lo considero un factor relevante.

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