El Pais Uruguay

Un hito del rock posdictadura que está de vuelta en vinilo

RODRIGO GUERRA

S olo grabaron un disco y algunas canciones para recopilaciones, pero eso fue suficiente para que se ganen un lugar en las páginas de la historia de la música uruguaya. Zero, el quinteto liderado por el cantante Leonardo García, tuvo un paso breve por la escena pero dejó Visitantes (1987), uno de los álbumes más buscados por los coleccionistas de vinilos locales y, a su vez, uno de los más celebrados por los seguidores del rock posdictadura. Incluso el cineasta Fede Álvarez lo homenajeó al incluir la portada —esa que los muestra con las caras maquilladas— en la camiseta de uno de los actores de La chica de la telaraña.

“La música de Zero calza bien con la época y somos una banda que, por suerte, la radio nunca dejó de pasar. Estamos bastante vigentes”, le dice García a El País. Para demostrarlo, a comienzos de abril los sellos Bizarro y Little Butterfly Records lanzaron una cuidada reedición en vinilo de Visitantes y publicaron una versión remasterizada y extendida del álbum en plataformas digitales. Es de los pocos álbumes de un grupo de rock posdictadura en reeditarse en este formato, y eso ya dice mucho. “Nos tomó por sorpresa”, admite. “Eso demuestra que hay una vigencia de nuestra música. Y que se acerquen las generaciones de ahora, sería muy importante para nosotros”.

Al igual que cualquiera de las bandas que surgieron en esa época repleta de cambios y tensiones, ninguno de los músicos pensó en la permanencia de sus canciones luego de casi 35 años. Los grupos se juntaban para hacer ese rock que había dejado de sonar en vivo en 1973 y trasladar el aire asfixiante de la época a sus letras. “Con la dictadura hubo un corte del rock y después empezó de cero”, explica. “Mucha gente estaba ávida de ver grupos y de escuchar rock; no querían saber nada con el canto popular”.

En 1984, García se juntó con el guitarrista Daniel Machado y el baterista

“La música de Zero calza bien con la época”, le dice el cantante Leonardo García a El País.

Edgardo Regueira para hacer canciones al estilo de Def Leppard. Pero apenas ingresó el tecladista Eduardo Gómez, el plan cambió. “Lo conocimos cuando grabamos unos demos, después nos llamaron para hacer un jingle y él apareció con un teclado monofónico”, relata. “Justo estábamos buscando bajista y lo invitamos porque los bajos que tocaba en el Korg sonaban bárbaro”.

Gómez, que tenía cinco años más que el resto y había vivido en Canadá y en Brasil, se encargó de redireccionar a Zero. Con la influencia de Kraftwerk y de Depeche Mode, el sonido de su sintetizador definió al grupo y lo diferenció. Y eso queda claro en “Soy escorpión”, que compusieron en su primer ensayo con Gómez. “En un bache Daniel tocó un riff en la guitarra y Eduardo hizo la melodía en el teclado. Fue el primer tema que sacamos”, recuerda el cantante.

La personalidad del grupo se completó con la voz de García, que mastica y escupe cada palabra con rabia. “Yo trataba de interpretar lo mejor posible y cantar con mucha energía”, dice. “Mi compromiso era tratar de cantar bien y por eso no me preocupaba tanto por moverme”. Eso es lo que vio Elbio Rodríguez Barilari, el crítico musical de El País en esa época, que definió a Zero como “una de las revelaciones musicales de la temporada” tras verlos en un recital compartido con Cross. “Con los pies bien afirmados a uno y otro lado de la jirafa que sostiene su micrófono, expele unas letras tan descarnadas como la propia realidad”, escribió.

Aquella crónica llamó la atención de Alfonso Carbone, director artístico del sello Orfeo, que los invitó a participar de la recopilación Graffiti (1985), un muestrario de las mejores bandas del momento. Grabaron dos canciones, “Soy Escorpión” y “Riga”, que catapultarían su nombre en la naciente escena del rock posdictadura.

Empezaron

a sonar en la radio, y con el ingreso del tecladista Martiniano Olivera tocaron en el Teatro de Verano junto a Los Estómagos y Los Tontos, y hasta participaron de la segunda edición del Montevideo Rock, donde salieron al escenario con los rostros maquillados. Sin embargo, recién pudieron comenzar a registrar Visitantes a finales de 1986. “No fue fácil. Daniel habló con Carbone para grabar, pero le dijo que no había horas. Se fue hasta el estudio a preguntar y en realidad había horas de sobra. Al final nos dio 90, pero el disco se terminó casi en 200”, relata.

Además de “Soy escorpión” y de “Riga” —que García compuso inspirado en el libro The Odessa File y que describe un campo de concentración nazi en Letonia —, el álbum incluye otros clásicos como “Ahuyentando el miedo” y “El péndulo”. Esta última fue compuesta por el cantante bajo la influencia de la literatura de Edgar Allan Poe, de quien era fiel lector.

Visitantes, que también le da espacio a la ciencia ficción, como en “Siglo XXI”, “Visitantes” y “Naturaleza muerta”, no fue fácil de grabar. “Andaba con la garganta medio mal y trataba de hacer pociones mágicas para alcanzar las notas”, recuerda García con una sonrisa.

El álbum se publicó en 1987 y tuvo bastante éxito. Lo presentaron en el cine Censa (ver recuadro) y “El péndulo” y “Ahuyentando el miedo” se volvieron hits radiales; la última es, actualmente, parte del repertorio del dúo Spuntone-mendaro. Volvieron a tocar en el Teatro de Verano para un festival organizado por Día Pop y en 1988 grabaron “Tres horas” para el disco Rock 4. Sin embargo, ese año el grupo se separó por cuestiones personales. Primero se fue Gómez y luego García. Zero cerró su camino en la cúspide de carrera, pero volvió a juntarse en 1995 y 2017. Sin embargo, su música siguió sonando. Y ahora,

otra vez, en vinilo.

ESPECTÁCULOS

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2021-05-16T07:00:00.0000000Z

2021-05-16T07:00:00.0000000Z

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