El Pais Uruguay

“La consolidación nunca termina, siempre se refuerza ”

GERARDO ZAMBRANO

PABLO D. MESTRE

Con un pasado condicionado por la prematura muerte de su padre, formó una familia junto con Beatriz Zerbino, superando escollos que los fortalecieron. Sin tradición de campo, estudió y se vinculó laboralmente al sector. Luego, abrió su escritorio que de compañía lo único que tenía era el nombre. Hoy, 32 años después, disfruta de la consolidación de Zambrano & Cía. y lo proyecta en sus hijos.

El lunes 15 de mayo de 1989, quienes compraron el diario El País se encontraron con un aviso de página entera que marcaba el nacimiento de Zambrano & Cía. A primera hora de la mañana de ese frío día otoñal, en su nueva oficina, que tenía más expectativas que muebles, Gerardo Zambrano vio entrar, diario en mano, a Juan José Victorica que fue el primero en saludarlo y desearle lo mejor. Es que habían sido muchos años de trabajo juntos en la centenaria firme. En dos períodos. Hasta que a fines de la década del 80 resolvió emprender su camino en solitario en un sector al que entró por pasión.

Porque Zambrano, nieto e hijo de zapateros, no estuvo desde siempre vinculado al campo. Su gusto por esta actividad le hizo estudiar para técnico rural en Facultad de Agronomía, y se recibió en el último año que fue un título de la Universidad de la República. Durante 3 años vivió entre Melo y Salto y a través de la vinculación con sus compañeros, yendo a sus campos, le fue tomando el gusto. Hasta que, en el año 1969, ya con el título universitario bajo el brazo, fue a trabajar con un amigo en Rincón del Pino.

Dos décadas después, esa fría mañana de otoño de 1989 en su oficina, cuando en un momento levantó la vista del diario El País, comprobó que no iba a ser fácil. Fue un comienzo complicado. “Era Zambrano y Cía., pero la compañía era yo mismo”, asegura, recordando que el inicio fue con un capital prestado y sólo con negocios en el rubro lana.

—A más de tres décadas de esa mañana ¿Se puede decir que ahora sí la compañía está consolidada?

—La empresa se fue afirmando con el paso del tiempo, está en una etapa de cambios, con una consolidación que ha sido permanente desde su inicio. Sí ha tenido un crecimiento interesante en muchos rubros, en personas que se suman al proyecto y a los servicios. Especialmente en estos últimos dos años con un cambio importante en el mundo, una dinámica distinta en los sistemas de comunicación de la que no estábamos acostumbrados y eso requirió un permanente cambio para adecuarse. Pero la consolidación es un tema que nunca termina, siempre se refuerza. Hay que seguir con la misma filosofía: trabajo, trabajo y más trabajo y con esa que: lo único permanente es el cambio. Y también tener la visión de poder adelantarse a todo esos cambios y renovaciones que se vienen dando y se darán cada vez con mayor frecuencia y agilidad. Y para eso, justamente estas nuevas generaciones que hoy manejan la empresa tienen todas las condiciones para hacerlo por su juventud, fuerza y energía.

—¿Cómo ha encarado la transición de ir incorporando a sus hijos, primero como colaboradores y hoy ya como directores de la empresa?

—La entrada de mis hijos se dio de una forma muy natural. Les di la oportunidad de trabajo. Alejandro entró primero hace muchos años, lo hizo como cadete, donde estuvo bastante tiempo y fue ascendiendo con inquietud propia, con opciones que se les daba. A ninguno le dije qué hacer, sino que les di la oportunidad de hacer lo que les pareciera. Después, entraron Agustín y luego María, ambos a punto de recibirse de Contadores, pues yo, contra la opinión de la madre, creía que tenían que trabajar y estudiar a la vez, porque el trabajo les da algo que no brinda ninguna Universidad en cuanto al esfuerzo personal, con los problemas cotidianos de la vida misma.

—¿O sea que todos entraron como empleados?

—Sí. Todos entraron desde abajo. Y siguen siendo empleados, que conviven y comparten con el resto de los colaboradores y respetan a los más veteranos que están en la empresa desde antes que ellos.

—¿La integración fue fácil?

—Fue muy fácil, porque la decisión la tomaron, y la siguen tomando ellos. Si alguno quiere tomar otro camino también será apoyado. Se integraron tomando el camino correcto de entrar por la puerta chica para ir escalando posiciones y subir hasta lo más alto, es un derecho que se han ganado con esfuerzo, más allá de mi apoyo. Y Rodrigo, que no integra la empresa en la parte de Negocios Rurales, pero sí en Negocios Comerciales en ZP, y que también ha tenido la misma decisión, siguió desarrollándose como Arquitecto y lo hemos apoyado también.

—¿Cómo es el rol de cada uno de sus hijos

Hay que seguir con la misma filosofía de trabajo, trabajo y más trabajo, manteniendo siempre el pensamiento que lo único permanente es el cambio” Todos mis hijos entraron por la puerta chica, para ir escalando y llegar a lo más alto. A ninguno le dije qué hacer, sino que les di la oportunidad de hacer lo que quisieran”

en la empresa?

—Esa es otra de las ventajas que tenemos en esta empresa familiar, después de aquel desafío personal de hace 32 años, la distribución de tareas que coinciden con la vocación de cada uno. Eso hace el equilibrio y supongo que de futuro en la empresa familiar seguirá consolidándose. Y es porque cada uno maneja un área distinta y se especializa en el área que maneja. Alejandro es el más visible por la parte operativa, productiva, de los remates, etc., pero a eso, que sin dudas es la base del negocio, hay que respaldarlo con el resto. Hay todo un esquema administrativo, financiero, de créditos, que no deja de ser tan importante como el productivo, eso lo maneja Agustín en el área de remates y María en el aspecto contable administrativo. Ambos apuntalados por el Cr. Néstor Coalla que entró antes que ellos y maneja un área importante. De él tendrán que seguir aprendiendo del negocio y de todo el entorno comercial, impositivo, financiero.

—O sea que hay un equilibrio…

—Eso es lo más importante, el equilibrio a nivel de mis hijos que han tomado por sí mismos áreas distintas de manejo, pero complementarias y fundamentales para la empresa. O sea, que no fue un tema difícil de resolver, se dio en forma natural. Aparte que entre los cuatro tienen sociedades que hacen que la compatibilidad sea total y eso ayuda mucho al funcionamiento de la empresa y de la familia.

—¿Cuál es el balance que hacen, junto con su Señora, de esta familia que han formado y que comanda hoy la compañía?

—Obviamente en todo este proceso hay un elemento muy importante en el esquema familiar, de principios y formación que es Beatriz (Zerbino) quien ha sido el fiel de la balanza. Cuando me dedicaba a trabajar full time, ella no escatimaba en hacer todos los sacrificios. Todo ese esquema familiar, proyecto, desarrollo de estos años, formación de los chicos, lo hicimos con dificultades, porque incluso siendo muy jóvenes vivimos la pérdida de un hijo (que sería el cuarto), y después vino María. Además, pasamos por la enfermedad de Rodrigo. Dificultades que a veces no son fáciles de superar estando en actividad y con necesidades de trabajo y económicas. No tengo dudas que el apoyo y el aporte de la familia Zerbino fue un elemento muy importante en ese momento. Mi suegro, que era como mi padre, pese a que lo conocí siendo grande, es uno de esos ejemplos de vida que a uno le gustaría copiar y que no son fáciles. Eso, mi suegro lo trasmitió a sus hijos, a mi señora, cuñados y cuñadas y por eso son una familia fantástica. Es un ejemplo familiar que Beatriz lo ha trasmitido a sus hijos y ahora les llega también a los nietos. Es una formación distinta que la mía.

—¿Cómo fue la suya?

—Mi padre falleció con 46 años, cuando yo tenía 9 recién cumplidos, mi hermano 11 y mi hermana 6. Mi madre, que era ama de casa, pasó a manejar cosas que las hizo con mucho cariño, se hizo cargo del comercio, aunque con muy poco resultado. Y mi hermano con 11 años tuvo que hacer de padre de familia, de hermano, empresario, de todo. Realmente él sí sacrificó su vida por contemplar la nuestra. Y mi hermana, siendo la menor, también sufrió y sintió todas esas dificultades. De una manera distinta, tanto uno u otro, han dado ejemplos a nosotros y nuestros hijos y debo reconocerlos también. Porque los ejemplos hay que cuidarlos y resaltarlos. Todo eso es parte de este resultado, si se quiere exitoso en la formación de los chicos y la integración que hoy tienen a la empresa.

—¿Qué me dice de la “Compañía” que ahora sí tiene Zambrano?

—En un gran equipo hay pilares que están desde hace mucho tiempo. Además del Cr. Néstor Coalla, está Mónica Fernández, Eduardo Delucchi y también tenemos nuestra segunda casa en el norte con Carlos Arocena. Es un equipo que se ha ido consolidando. Le he dado mucha importancia en la familia, con los empleados, colaboradores, etc. a las reuniones sociales y de trabajo. Un ejemplo es Plazarural, cuando había ciertas rispideces inventamos el tema de juntarnos en un barco que dura hasta hoy. Son cosas que van más allá del trabajo y dedicación, la importancia de buscar el buen ambiente y compartir las cosas, hacen que haya buen rendimiento, buenos resultados y conformidad. Porque en toda sociedad existen las diferencias. Para que éstas no repercutan en los rendimientos y en los resultados de una empresa, hay que buscar un ambiente adecuado. Y cuando hay alguien que no se adapta hay que sacarlo rápido. Pero, además, Zambrano y Cía. ha sido un gran semillero. Hoy hay varios escritorios rurales y gente vinculada al sector que se formó en la firma.

—Ud. le ha dado siempre importancia

además a los temas sociales, integrando muchas fundaciones...

—El tema social ha sido siempre un factor importante para mi. Integré la directiva de la Peluffo Giguens, luego fui socio fundador de la Fundación Pérez Scremini, única que hoy cuida y cura a los niños con cáncer en el país. Pero además estoy en la Fundación Padre Novoa en El Dorado, cerca de Las Piedras, un centro recreativo para adolescentes. Y también a invitación de don Antonio Otegui integro la Fundación Beisso Fleurquin que maneja establecimientos y brinda ayuda educativa con aportes que se distribuyen en todo el país”.

—Estos dos años en pandemia han acelerado muchos cambios en el país y en el mundo. ¿Cómo encaró Zambrano & Cía. esta nueva normalidad?

—Sin dudas por la pandemia ha habido un cambio muy importante en el mundo, no sólo en el país. De todas maneras, tengo una filosofía: cuando hay un problema, no me detengo en ver las responsabilidades y trato de ver cómo lo soluciono. Porque no adelanta mucho buscar culpables y analizar por qué paso lo que pasó, eso es perder el tiempo, ya es historia y hay que mirar cómo se solucionan las cosas y por qué pasaron. Entonces, vino la pandemia con todos los problemas que trajo, el tema es ver cómo uno se adapta lo más rápido posible a superar esas dificultades.

Por suerte, el sector agropecuario mantuvo su esquema productivo, a la intemperie, al aire libre, con las dificultades climáticas lógicas. Los mercados siguieron abiertos, también con dificultades en cuanto a los valores, pero el sector agropecuario se mantuvo vivo, contrario a lo que ha pasado en otros sectores. Dentro de ese sector vivo, que es el productivo, también hubo que hacer modificaciones y se mantuvo vivo el comercial. Y supimos encarar cambios en momentos complicados.

—¿A qué se refiere?

—Hace más de 20 años que hicimos Plaza Rural, si bien copiamos en su momento un modelo, formamos este sistema virtual, fundamental cuando vino la Aftosa. El sistema creció y se consolidó en función de la dificultad de movilidad de los animales. Hoy, 20 años después, el sistema se consolida aún más, estando ya probado, y ahora es por la falta de movilidad de la gente. Ese cambio fue rápido, necesario y con dudas que funcionara. Pero pasó.

—¿Cree que muchos cambios “llegaron para quedarse?

—Se han hecho muchos remates virtuales, que han salido bien y que, si bien hay sistemas que volverán a lo anterior, no tengo dudas que hay cosas que no lo harán. Y los que lo hagan tendrán el complemento de la virtualidad, que se va a consolidar aún más por la dinámica que tiene el comercio y la vida. Esas herramientas que hoy son importantes y garantidas, implican una menor movilidad y pérdida de tiempo, que es cada vez más escaso y más importante. Esto le ha ganado al tiempo, con garantías suficientes para que el mercado confíe.

Formamos Plazarural y fue fundamental cuando no se podían mover los ganados; hoy se fortalece por la falta de movilidad de las personas...” He sido crítico con otros gobiernos; el actual está haciendo un esfuerzo grande promoviendo los proyectos de inversión que dinamizarán la economía”

RURALES

es-uy

2021-05-16T07:00:00.0000000Z

2021-05-16T07:00:00.0000000Z

https://epaper.elpais.com.uy/article/282767769493747

El Pais Uruguay