El Pais Uruguay

BUTCH VIG Pasado y presente de un productor que hizo historia

El baterista de Garbage habló con El País sobre “No Gods No Masters”, su nuevo disco

RODRIGO GUERRA

Apenas se inicia la videollamada por Zoom, irrumpe la imagen de Butch Vig, el histórico baterista de Garbage y productor de discos clásicos como Nevermind ,de Nirvana; y Siamese Dream ,de Smashing Pumpkins. A los 65 años, mantiene el característico estilo con el que se hizo popular en los noventa: el pelo largo —ahora canoso— le llueve a los costados de su rostro, sigue con su cuidado bigote y usa esos lentes de armazón grueso que hicieron popular a Buddy Holly.

“Tuvimos un gran show allá, en Uruguay”, le dice a El País con su calmo acento de Wisconsin. Si bien no recuerda muchos detalles de aquella noche de 2012 en el Teatro de Verano, asegura que tiene ganas de volver. “Tenemos un público muy apasionado ahí”, dice con una breve sonrisa antes de tomar un sorbo de café.

El resto de la imagen se completa con todo lo que se puede esperar de un hombre que dedicó su vida al rock. A su derecha reposa una guitarra Fender Telecaster y otra electroacústica, en una de las paredes hay un póster de The Who, y justo detrás de él se divisa el disco de oro de Garbage, el debut del grupo que formó con Shirley Mason, Duke Erikson y Steve Marker en 1993.

Pasaron más de 25 años desde aquel trabajo que incluía los clásicos “Only Happy When It Rains” y “Stupid Girl”, y los estadounidenses mantienen la misma mirada crítica e irónica que en sus comienzos. Y lo dejan claro con No Gods, No Masters, su nuevo disco.

Sobre su nuevo trabajo, su relación con el resto de la banda y su etapa con Nirvana, Vig habló con El País.

—“The Men Who Rule The World”, el primer sencillo de su nuevo disco, ofrece una mirada casi apocalíptica del mundo. Sin embargo, “No Gods, No Masters” es bastante más luminosa: Shirley invita al cambio a través de acciones personales. ¿Cómo podrías definir la temática del disco?

— No Gods No Masters es nuestro disco más sociopolítico, y estoy de acuerdo con tu punto de vista: el álbum trata de mostrarte todo lo malo que está pasando en el mundo y cómo eso toma control sobre tu vida. Sabemos que una canción no puede cambiar el mundo, pero que si hacés una cosa positiva cada día, vas a lograr que el mundo sea un mejor lugar para vos y para la gente de tu entorno. Me gustaría que el disco logre que la gente se sienta empoderada con cada decisión que toma.

—En una entrevista mencionaste que conociste a Shirley el mismo día que murió Kurt Cobain. ¿Cómo recordás ese momento?

—Es verdad. Duke, Steve y yo viajamos a Londres y nos encontramos con Shirley en un hotel elegante y tuvimos un almuerzo bastante largo con ella. Lo llamativo es que no hablamos demasiado de las canciones o de lo que íbamos hacer, sino que el foco fue la cultura, la política, la moda y hasta la comida. Todos nos quedamos con la sensación de que habíamos conectado de verdad con ella. Apenas terminamos ese encuentro, me fui a cenar con unos amigos productores. Cuando me senté, todos se quedaron en silencio y mirándome fijo. “¿Sabías que Kurt Cobain murió?”, me dijeron. No tenía idea, claro, y quedé shockeado. Todos sabíamos que era algo que podía pasar, pero nadie se esperaba que sucediera. De inmediato tomé un avión para volver a Estados Unidos.

—Ese día se cerró un capítulo de tu vida y se inició otro.

—Exacto. Yo estaba trabajando como productor a tiempo completo gracias a Nirvana, y estaba viviendo un momento único, porque Nevermind me había abierto muchísimas puertas, pero formé Garbage porque estaba buscando algo nuevo. Quería algo fresco y cuando encontré a Shirley fue como un nuevo comienzo para mí. Jamás pensé que íbamos a seguir acá después de tanto tiempo.

—Ya que mencionaste a Nevermind, ¿eran conscientes de lo importante que iba a ser?

—No tenía la menor idea de que iba a explotar de esa manera. Sabía que las canciones eran buenas y que había presionado a la banda para lograr muy buenas interpretaciones. Cuando lo terminamos tuve la sensación de que el resultado era excelente pero pensé: “Bueno, con suerte venderá 500 mil copias”; al final fueron 30 millones. Nevermind fue una antorcha para la música de los noventa porque sonaba muy fresco y diferente a todo lo de ese momento. Siento que todos estaban esperando un disco así. Todavía suena fresco y vital, y lo increíble después de 30 años es que hay toda una nueva generación de fanáticos de la música que lo está descubriendo. Mi hija tiene 15 años y sus amigas están empezando a escuchar Nevermind, así que cada vez que las veo me preguntan cosas como: “¿Cómo era Kurt Cobain?”. Eso es increíble. Es muy bueno que el disco haya pasado la prueba del tiempo y que siga siendo igual de emocionante que hace 30 años.

—Aunque se tomaron un descanso, la historia de Garbage ya lleva 28 años. ¿Cuál es el secreto para su permanencia?

—Nosotros discutimos mucho, pero siempre llegamos a un punto en el que nos ponemos de acuerdo. Somos una democracia disfuncional y esa es una de las razones por las que nos mantenemos juntos. Además tenemos mucho sentido del humor y nos burlamos del otro; jamás dejamos que nuestros egos se nos subieran a la cabeza, porque siempre hay otro que nos baja a tierra. Eso nos mantuvo sanos durante todo este tiempo porque la industria musical puede ser muy difícil: hay momentos muy altos, pero también otros bajísimos, y no es fácil soportarlos. Pero el sentido del humor siempre se mantuvo intacto y eso salvó a Garbage.

ESPECTÁCULOS

es-uy

2021-06-14T07:00:00.0000000Z

2021-06-14T07:00:00.0000000Z

https://epaper.elpais.com.uy/article/281968905633815

El Pais Uruguay