El Pais Uruguay

Rumbo incierto para Argentina

La derrota del peronismo en las elecciones internas complicó el panorama

GUSTAVO STOK/BUENOS AIRES

La derrota del peronismo agrega una carga pesada al destino económico.

La crisis política abierta en Argentina por las crecientes tensiones entre el presidente Alberto Fernández y su vice Cristina Kirchner agrega una carga pesada más a la marcha de la economía. A los severos desequilibrios que ya se arrastraban se suma ahora no solo un gobierno debilitado tras la categórica derrota del peronismo en las elecciones primarias, sino también una dura puja al interior de la Casa Rosada para determinar cuál será finalmente el rumbo económico.

“En el corto plazo seguiremos viendo un alto grado de incertidumbre, y siempre que hay incertidumbre las decisiones económicas se paralizan. Más hacia adelante, todo dependerá de cuál sea el desenlace de esta crisis política. La economía ya venía con una situación de fragilidad significativa dada, sobre todo, por un desequilibrio monetario muy importante. El balance del Banco Central está muy deteriorado, con muchos pesos en el pasivo y muy pocos dólares en el activo. Ese escenario ahora se agrava por la incertidumbre y la falta de confianza, lo que configura una situación macroeconómica muy frágil”, dijo a El País Martín Vauthier, economista de la consultora Anker Latinoamérica, en Buenos Aires.

El manejo de la economía está en el centro de las críticas hacia la gestión del gobierno que Cristina Kirchner expuso en una carta pública el 16 de septiembre pasado. Los dardos apuntan al ministro de Economía, Martín Guzmán, a quien el kirchnerismo duro acusa de buscar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) aun cuando eso implique seguir ajustando el gasto público. “También señalé que creía que se estaba llevando a cabo una política fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad. No lo dije una vez… me cansé de decirlo… y no solo al Presidente de la Nación”, expresó la vicepresidenta en su carta.

A partir de octubre del año pasado —mes en que las tensiones cambiarias habían llegado a un punto máximo en Argentina—, Guzmán giró y aplicó fuertes recortes sobre partidas sensibles. A la drástica eliminación de los programas de asistencia dirigidos a los sectores más afectados por la cuarentena le siguió una nueva fórmula de actualización de las jubilaciones, pensiones y prestaciones sociales. Con un ajuste que dejó de regirse por la evolución de la inflación y pasó a ser determinado por la variación trimestral de los salarios formales y de la recaudación tributaria destinada a la seguridad social, las jubilaciones pasaron a actualizarse a un ritmo muy inferior al de la inflación. Los montos de los planes sociales y los sueldos de los empleados públicos sufrieron un retraso similar.

Esa licuación permitió, junto a los mayores ingresos tributarios derivados del alza de los precios de las materias primas que Argentina exporta, una fuerte reducción del déficit fiscal en el primer semestre, lo que contribuyó a calmar las expectativas de devaluación. Sin embargo, esa corrección fiscal tuvo como contracara evidente la fuerte pérdida del poder adquisitivo de buena parte de la población.

Ese descenso, que profundizó una tendencia iniciada hace tres años, fue una de las principales causas del histórico cachetazo electoral sufrido por el peronismo en las elecciones primarias. Además de las previsibles derrotas en los grandes centros urbanos del país donde predomina el voto de la clase media, el caudal electoral del oficialismo se derrumbó también en las barriadas más humildes del conurbano bonaerense, histórico bastión del peronismo.

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2021-09-25T07:00:00.0000000Z

2021-09-25T07:00:00.0000000Z

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