El Pais Uruguay

ADIÓS A PINOCHO SOSA

Falleció ayer el fundador y director de Zíngaros, ex Karibe con K y una referencia carnavalera

BELÉN FOURMENT

La gran figura del Carnaval muere a los 58 años. Fue parodista, productor, director y cantante de cumbia. Y polemista hasta el final

El parodista. El productor. El director. El cantante de cumbia. La figura indiscutible. El polemista. El tribunero. El que hacía sentir parte a todos los que llegaban a un ensayo de Zíngaros. El que impulsaba carreras. El empresario. El loco. El odiado, el más odiado. El amado, el más amado de todos. El único.

Ayer murió Ariel Sosa, Pinocho, tras varios días de internación por la agudización del cáncer que le habían diagnosticado en 2019. Tenía 58 años (cumplía 59 el 1 de octubre) y de esos, pasó 40 inmerso en el mundo del carnaval. “Dejo mi vida en esto”, dijo en febrero en su última entrevista con Sábado Show. En los hechos, lo demostró en cada escenario que pisó, en cada tablado que llenó de una energía desbordante y emotiva.

“Gracias por enseñarnos a amar al carnaval. Fuiste, sos y seguirás siendo el alma de todo esto”, fue el mensaje que sus parodistas Zíngaros le dedicaron ayer en redes sociales. Sus palabras son extensivas a todos los partícipes de la fiesta de dios Momo: sin Pinocho, el carnaval actual pierde un pedazo importante de su corazón. Sin Pinocho, el carnaval será un poco menos carnaval.

Se había iniciado en la murga en 1981, y un año después se estrenaba en el mundo que luego dominaría al dedillo: el del parodismo. El debut fue en Los Charoles, junto a su amigo y compañero de buena parte de su recorrido artístico, Aldo Martínez.

Se ganó el mote de Pinocho por el personaje que encarnó en 1984 para Los Walker’s, con los que consiguió un triunfo histórico sobre los imbatibles Gaby’s, en el año en que estos parodiaron al mismísimo Mahatma Gandhi. En esa suerte de “maracanazo”, como lo define el periodista Guzmán Ramos, estuvo el primer gran triunfo de una carrera exitosísima. Su palmarés habla solo: 17 primeros premios en el concurso oficial, cuatro menciones como figura máxima de la competencia, otras cuatro como figura de parodistas y el sumo reconocimiento individual, el de Figura de Oro en 2010.

En su currículum están las temporadas en Los Gaby’s, Caras y Caretas,

la murga Araca la Cana y otras agrupaciones que le permitieron empaparse de carnaval, aprender de sus lógicas, entender sus necesidades y moldear un estilo propio. El bagaje de esa década y media confluyó, en 1995, en la fundación de Zíngaros, su gran obra, su gran legado. Fue la única camiseta que defendió en este milenio y a la que le dio todo.

En su currículum están, también, los tiempos en la música tropical, primero en Sonora Palacio y después en la popular Karibe con K; y los 14 años como cadete “especial” para la empresa Tenfield, que lo mantuvieron en estrecho vínculo con Paco Casal.

Al lado de sus éxitos y su estatus de referente estuvieron, además, las polémicas. Temperamental y provocativo, perdió un juicio por plagio, protagonizó peleas, fue acusado de perjudicar a otros conjuntos y, en 2018, Daecpu lo suspendió por tres años, por declaraciones contra su entonces gerente general José “Gato” Morgade.

Se enojaba con frecuencia y esa era, también, su forma de vivir el carnaval. Se jactaba de darse siempre de frente “contra los más grandes” —directivos, jurados, la Intendencia de Montevideo—, al menos hasta las tensiones que mantuvo con Aristophanes en 2015 y 2017.

En febrero, en charla con Sábado Show, decía que haber enfrentado al cáncer había modificado su conducta: “Le di importancia a cosas que no la tenían. No tendría que haber discutido con la gente que discutí muchas veces”.

LA HERENCIA “PINOCHO”. “Pinocho fue el mayor productor de espectáculos de la historia del carnaval, no hay ninguna duda. Es la persona que produjo con mayor inteligencia e inversión dentro de los códigos carnavaleros”, dice a El País Guzmán Ramos, periodista especializado en carnaval, integrante de Calle Febrero y colaborador de este diario. “Él mismo decía que no fue el gran actor del carnaval. Pero él suplió eso con una potencia arriba del escenario, una voz firme y una parada contundente que lo hicieron verdaderamente grande”.

Para Ramos, la gran fortaleza de Pinocho, su gran diferencial fue “una intuición descomunal”. Guiado por ese estandarte hizo su mayor aporte al parodismo de los últimos años: apostó a recrear personajes y vivencias puramente uruguayas para conectar, directo, con la fibra más íntima del público. Lo logró con creces e hizo que Zíngaros se expandiera más allá del concurso, con miles de fanáticos con un sentimiento de pertenencia casi propio de una familia.

“Llevar las temáticas uruguayas en un momento donde se representaban los clásicos del cine era una cosa arriesgada: salir del cánon para llegar al corazón de la gente”, dice Ramos. “En el parodismo se cree que desde mediados de los setenta hay pocos cambios, pero él hizo cosas muy importantes. Fue quien profundizó y desarrolló la presencia femenina en la categoría, y fue con sus personajes que las historias nacionales aterrizaron fuertemente”.

El poeta Roberto de las Carreras, la tragedia de los Andes, el artista Carlos Páez Vilaró, y más acá en el tiempo el fantasma de Clara García de Zúñiga, el éxodo del Pueblo Oriental (“La Redota”) y la vida de Julio “Kanela” Sosa fueron algunos relatos nacionales que Sosa le aportó al carnaval, siempre con impecable nivel técnico y gran efectividad en lo emotivo.

Director artístico en el sentido más amplio de la expresión, y riguroso estudiante del mundo carnavalero que amaba, Ramos lo resume así: “Su legado es impresionante, y va a quedar por generaciones”.

En 2017, entrevistado por el programa Abran Cancha de Del Sol FM, Pinocho decía: “Yo tengo la conciencia tranquila y no soy ningún santo, pero me considero un tipo que tengo tremendo corazón, te juro. Salgo de acá y me saludo con todo el mundo: con el cuidacoches, con el mozo del bar, los bondis que me tocan bocina... Esa es mi pasión. Saludarme con la gente. Querer a la gente”.

El carnaval fue el vehículo con el que canalizó todo ese sentimiento, y sus Zíngaros, la mayor muestra de amor que pudo dejar. La construyó con canciones, con instinto, con sensibilidad y personajes imborrables que pesaron más que cualquier controversia. Y a cambio tuvo aplausos, elogios, cariño y la conciencia de haber sido todo. Parodista, cantante, director. Loco, querido, resistido. Único.

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2021-09-25T07:00:00.0000000Z

2021-09-25T07:00:00.0000000Z

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