El Pais Uruguay

Música, dibujitos y premios: ayer empezó la vacunación infantil

Se inauguró nuevo vacunatorio en el Pereira Rossell

■■ Los esperan como si fuera una fiesta: música divertida —no infantil, sino de artistas “de moda”—, dos pantallas con dibujitos en la sala de espera, un espacio de juegos al aire libre y, lo mejor, una heladera que anticipa uno de los premios para los valientes.

En el vacunatorio del Pereira Rossell, el centro de referencia, está todo pensado para hacer de la inoculación una “experiencia amigable”, recalcaron las autoridades durante la inauguración. Este centro tiene capacidad para 1.500 niños por día, y en la primera jornada se agendaron 650. La obra costó $ 9 millones. El prestador de salud estatal tiene otros siete vacunatorios para niños en Montevideo.

Dentro del box, dos vacunadoras son pura amabilidad y sonrisa detrás de sus tapabocas. Algunos niños les hacen el trabajo muy sencillo: apenas un gesto de temor, unos segundos de duda, una mirada de miedo dirigida a los padres. Ellas los toman de las manos, les conversan para distraerlos, les aseguran que será un segundo y listo.

En otros casos, la vacunación infantil es un verdadero desafío. En la puerta del vacunatorio, a Lía se le caen las lágrimas. Una funcionaria del hospital divisa el terror en sus ojos y avisa: “Victoria, tenemos una clienta acá…”.

Victoria Acosta, licenciada encargada del vacunatorio, se acerca a Lía y empieza el trabajo. Primero pide que le entreguen a la niña por adelantado el libro que se les regalará a los vacunados. Puede elegir entre “Valentina y el cepillo samurái”, o “Vacunas, mitos y realidades”. Se inclina por el primero. “Lo que vas a hacer ahora es tan importante como lavarse los dientes”, le dice Acosta pasando las páginas del libro, aunque Lía no deja de llorar. “Vení conmigo, tengo dos hijas como vos”, dice ahora la encargada. Pero Lía no acepta la propuesta.

“Lía, te prometo que no lo vas a sentir. ¿Confías en mí?”, insiste la funcionaria. Pero no hay manera, Lía llora y dice que no y no. Deciden junto con la madre que habrá que hacerlo a la fuerza. Mientras la inmovilizan, Lía grita que odia las agujas. La misma mujer que había divisando a Lía al inicio, ahora observa que su hermana mayor llora también de angustia por la escena, e intenta tranquilizarla. Todo en el vacunatorio es consuelo, calidez y sensibilidad.

Luego del pinchazo, aún con lágrimas pero ya sin tensión, festejan que Lía se ha vacunado contra el covid-19. La mamá, que asegura haber hecho esfuerzos previos e infructuosos de diálogo con su hija, agradece el trabajo de los funcionarios y van en busca de su helado.

NACIONAL

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2022-01-13T08:00:00.0000000Z

2022-01-13T08:00:00.0000000Z

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