El Pais Uruguay

BRASIL DECIDE: BOLSONARO O LULA

MÁS DE 156 MILLONES HABILITADOS EN VOTACIÓN CLAVE PARA LA REGIÓN

Unos 156,5 millones de electores están convocados a las urnas hoy en Brasil para elegir presidente en una disputa polarizada entre el derechista Jair Bolsonaro y el progresista Luiz Inácio Lula da Silva, así como para renovar el Congreso y elegir a los gobernadores regionales.

En vísperas de las presidenciales más polarizadas en la historia de Brasil, la principal duda es si Lula, el líder del Partido de los Trabajadores (PT), conseguirá más de la mitad de los votos válidos, que le garantizarán la elección sin necesidad de segunda vuelta.

Ello debido a que, según los sondeos, el exdirigente sindical cuenta con el 50 % de los votos válidos (ya descontados blancos y nulos), mientras que el líder ultraderechista, que aspira a la reelección, tiene 36 %.

Ante tal situación, Lula ha dedicado los últimos días de su campaña a buscar el llamado “voto útil”, es decir a atraer a electores de candidatos sin posibilidades que quieran apoyarlo para dejar definido el pleito.

El expresidente (2003-2010) extendió el pasado viernes su campaña hasta Ceará, el estado de mayor influencia del líder laborista Ciro Gomes, el tercer candidato más votado en las presidenciales de 2018 y que aparece tercero en los sondeos de este año (con 6 %), con la intención de intentar ganarse a los electores de su exministro.

De acuerdo con analistas, la posibilidad de que Lula consiga garantizar la reelección no depende tan solo de su éxito en la campaña para atraer el “voto útil” sino también del nivel de abstención, ya que una baja comparecencia a las urnas puede perjudicarlo.

CONGRESO. El vencedor de las elecciones presidenciales tendrá que lidiar con un Congreso poco renovado, muy fragmentado y con una mayoría de legisladores vinculados a partidos conservadores y de centroderecha.

De acuerdo con diferentes proyecciones divulgadas ayer, el porcentaje de caras nuevas en la Cámara de Diputados que será elegida hoy se limitará al 34 %, muy por debajo del registrado en 2018 (47 %) y el menor nivel en los últimos 22 años.

La proyección del Instituto Ideia indica que el 66 % de los 513 actuales diputados conseguirá reelegirse. Los cálculos son similares a los del Departamento Intersindical de Asesoría Parlamentaria (DIAP) que prevé que, con la reelección de unos 300 diputados -de entre los 445 que buscan nuevos mandatos-, el nivel de renovación será del 40 %. En anteriores elecciones

el número de los que intentaron la reelección fue menor: 407 en 2018 y 387 en 2014.

La renovación será aún menor en el Senado debido a que tan solo serán elegidos 27 de los 81 senadores, un tercio del total, y algunos de los actuales, como el exfutbolista Romario, tienen la reelección garantizada según los sondeos.

La limitada renovación mantendrá en el Congreso la actual mayoría conservadora, con partidos de centro y de centroderecha como dominantes, y bajo el control de parlamentarios vinculados al sector agrario y a grupos religiosos y al área de seguridad.

Según analistas de la DIAP, el reducido índice de renovación será fruto de los cambios en la legislación electoral, que redujeron el tiempo de la campaña electoral y del período en que los candidatos podían aparecer en el horario gratuito de propaganda en radio y televisión.

Estas reglas, así como el interés de los partidos en concentrar sus recursos en los candidatos más viables y la prohibición de la financiación privada de las campañas, aumentan la exposición de los parlamentarios en ejercicio y ocultan a los que quieren surgir.

Las proyecciones de ambos organismos sobre los posibles vencedores indican que los partidos de centroderecha y de derecha volverán a tener la mayoría mientras que los de centro izquierda y de izquierda elevarán su presencia pero seguirán siendo minoría.

Igualmente indican que el Congreso estará totalmente fragmentado, con representantes de entre 20 y 22 diferentes partidos, el mayor de los cuales no alcanzará los 90 diputados (17,5 % del total).

De acuerdo con las proyecciones, la mayor formación será el derechista Partido Liberal (PL), que postuló al presidente Jair Bolsonaro a la reelección, con entre 75 y 90 diputados, por encima de los actuales 76.

La segunda minoría la conformaría el Partido de los Trabajadores (PT), fundado y liderado por Lula, con entre 60 y 65 legisladores, por encima de sus actuales 56.

Enseguida se ubicarán cinco partidos de centro derecha y centro, que son los que ejercen actualmente el dominio en el Parlamento: Progresistas (PP, entre 53 y 59 legisladores), Unión Brasil (entre 50 y 54), Partido Social Democrático (PSD, entre 49 y 54), Republicanos (vinculado a grupos evangélicos, entre 38 y 42) y Movimiento Democrático Brasileño (MDB, entre 36 y 40).

Según las proyecciones de la firma Quaest, los partidos conservadores seguirán ocupando la mitad de la 513 sillas de la Cámara Baja, los de derecha encogerán ligeramente (de 253 a 245) y los de izquierda crecerán (de 121 a 129).

Partidos cercanos a Lula podrían elevar sus representantes de 222 a 234.

Los partidos cercanos a la coalición liderada por Lula deben elevar su número de representantes de 222 a 234, incluyendo los de algunas formaciones de centro que apoyaron los anteriores gobiernos del PT, como el MDB. Los que están en la órbita de Bolsonaro perderán algunas sillas, de 194 a 181, según proyecciones de Quaest.

Es decir, cualquiera que sea el vencedor, Lula o Bolsonaro, volverá a ser rehén en el Legislativo de los partidos de centro, que ya han apoyado a uno u otro dependiendo de lo que reciban a cambio.

CAMPAÑA EN SAN PABLO. Bolsonaro y Lula disputaron ayer, en vísperas de las elecciones más polarizadas en la historia de Brasil, el voto de los habitantes de San Pablo, el mayor colegio electoral del país.

El líder socialista, a pie por calles céntricas, y el ultraderechista, de moto por calles periféricas, se exhibieron en el último día de la campaña ante los electores de San Pablo, estado que cuenta con 34,6 millones de los 156,5 millones de electores brasileños, casi la quinta parte del electorado.

Prohibidos de hacer proselitismo o campaña política debido al veto que rige desde el pasado

viernes, ambos candidatos saludaron a aliados y seguidores y se mostraron ante las cámaras con el objetivo de llamar la atención a un día de la histórica decisión.

Lula recorrió la Avenida Paulista, principal vía de San Pablo, al lado de su compañero de fórmula, el centroderechista Geraldo Alckmin, y del candidato del Partido de los Trabajadores (PT) a la gobernación de San Pablo, el exministro de Educación Fernando Haddad.

Los dirigentes, que también caminaron por la famosa Rua Augusta, fueron seguidos por miles de militantes del PT vestidos de rojo y agitando banderas pese a una lluvia que casi dispersa a la multitud antes de la llegada de Lula.

Pese a los números contrarios en los sondeos, Bolsonaro manifestó su confianza en obtener la mayoría absoluta en la primera vuelta y garantizar su reelección.

Una de las principales dudas en la víspera de las presidenciales es la posible reacción de Bolsonaro en caso de una derrota, ya que el presidente ha dicho que tan solo aceptará el resultado si las elecciones son “limpias y transparentes”, algo que ha generado incertidumbre. La urna electrónica viene siendo usada por Brasil desde 1996 sin que hasta ahora se haya comprobado un fraude.

LA CAMISETA. Bolsonaro pidió a los brasileños vestir la camiseta de la selección de fútbol de Brasil cuando acudan a las urnas en la jornada electoral.

“Ayúdenos, vaya a votar el domingo y vaya con la camisa amarilla, preferiblemente. La amarilla llama la atención. Vaya a votar con la camisa amarilla para mostrar que en la jornada electoral hay muchas más personas yendo a votar por nosotros que por los otros candidatos”, dijo en sus redes sociales.

Vestido él mismo con una camiseta amarilla de Brasil, Bolsonaro también pidió a sus seguidores que portaran la prenda ayer, en su recorrido en motocicleta por San Pablo.

La camisa de los pentacampeones del mundo y la bandera de Brasil se han convertido en símbolos políticos del bolsonarismo, aunque ya eran usados desde mediados de 2013 por sectores conservadores que protestaban contra la exmandataria de izquierda Dilma Rousseff.

Bolsonaro obtuvo el apoyo explícito de la estrella de la selección brasileña de fútbol, Neymar, mientras que Lula se ha granjeado el apoyo de celebridades como los músicos Caetano Veloso y Anitta, y se ha rodeado de figuras inesperadas, como el exjuez del Supremo Tribunal Federal Joaquim Barbosa, que lideró el juicio del escándalo de compra de votos en el Congreso que marcó el primer gobierno de Lula. (Con información de EFE y AFP)

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2022-10-02T07:00:00.0000000Z

2022-10-02T07:00:00.0000000Z

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