El Pais Uruguay

El regreso de la espiritualidad ancestral

Entre rezos de tabaco, temazcales y búsquedas de visión: así es la vida de quienes siguen el Camino de los Hijos de la Tierra

TATIANA SCHERZ BRENER

Cuando Silvina Milans tenía 23 años, se dedicaba a trabajar en la empresa de su familia. “Trabajamos todo el día, era trabajar, trabajar y trabajar, y yo sentía que la vida no podía ser solo eso”, recordó en diálogo con El País. Motivada por la idea de que tenía que haber “algo más”, comenzó un camino de autoconocimiento que la llevó a encontrar el sentido de su vida.

RENACER. En el proceso de conocerse a sí misma, Silvina se encontró con su nombre espiritual: ‘Mujer amauta en la verdad’. Según explicó, ‘amauta’ es una palabra quechua que significa ‘maestra’ y se utilizaba para designar a aquellas personas que enseñaban a los hijos e hijas de los chamanes. “Tiene sentido con mi propósito de vida, que es compartir mi verdad, lo que me hace bien, con otros”, expresó.

Parte de su verdad está en el Camino de los Hijos de la Tierra, un grupo de mujeres y hombres que se apoyan en las tradiciones espirituales nativas americanas para transitar los desafíos de la vida. “Se hacen rezos de tabaco, temazcales y ceremonias de ayahuasca, entre otras prácticas, y eso que a mí me hace bien lo comparto”, mencionó Silvina.

De hecho, su nombre de espíritu, ‘Mujer amauta en la verdad’, llegó a ella en una ceremonia del Camino. “El hombre o mujer medicina le pide al espíritu un nombre para ti y este llega, a veces como palabras o imágenes, y sirve para que te apoyes en él en tu proceso de caminar en la Tierra”, expuso.

Todo comenzó un día en el que Silvina asistió a una presentación de un libro de Alejandro Corchs, uno de los hombres medicina del Camino. Él comentó que se realizaría un taller de espiritualidad en Rocha, cosa que a Silvina le interesó. Una vez allí, supo que estaba en el lugar correcto: “¿Viste cuando llegás a un lugar que sentís que es tu casa? Tenía la certeza de que eso era lo que estaba buscando”.

Otra mujer que forma parte de la comunidad es Sandra Rodríguez. Llegó al Camino en medio de un combo de desa

Canción de amor y alegría. fíos físicos y emocionales: “Mi madre había partido después de atravesar un cáncer de páncreas y luego me tuve que mudar y eso hizo que mis hijos ya no pudieran quedarse conmigo, lo que, aunque ya estaban grandes, fue un duelo para mí”. Se sentía “vacía, sin rumbo y con mucha angustia” y además estaba con una gastritis “impresionante” y colon irritable.

Entonces, sintió que era necesario “hacer un movimiento y buscar ayuda”. Había leído sobre el Camino de los Hijos de la Tierra en los libros de Alejandro Corchs, así que un día entró a su página web y se encontró con que harían un retiro de tres días en Rocha. Allá fue.

“Ese retiro fue un antes y un después en mi vida”, aseguró. Esa sensación de ‘somos todos iguales’, de comunidad y horizontalidad, fue lo que la inspiró a “abrir el corazón”.

Al igual que Silvina, ella también recibió un nombre de espíritu: ‘Canción de amor y

Mujer amauta en la verdad. alegría’. “Siempre me gustó cantar y a menudo ando tarareando alguna canción en mi interior, así que es algo que me conecta mucho con mi corazón y mi alma”, señaló.

ENCONTRARSE. Una de las prácticas del Camino es la ceremonia de medicina, donde un hombre o mujer medicina sirven Ayahuasca o San Pedro, bebidas ancestrales de origen vegetal cuyos efectos permiten a las personas acercarse a las profundidades de su ser. También está el temazcal, que funciona como un baño de vapor, pero con un propósito de purificación y renacimiento en todos los niveles.

Otra de las ceremonias es la llamada danza de la paz: “Se danza durante cuatro días alrededor del árbol de la vida”, indicó Silvina.

A su vez, está la búsqueda de visión, retiros en donde se ayuna de comida, agua y palabra. Según contó a El País: “Se trata de desconectarte de todo y encontrarte contigo, encontrar tu visión”.

Además de lo anterior, hay rezos de tabaco. “Nos dirigimos al Gran Espíritu, a Dios, al Universo, depende de lo que cada uno crea, y compartimos lo que sentimos y agradecemos”, contó Silvina. Se utiliza el tabaco porque es una planta sagrada para las tradiciones nativas americanas y representa la comunicación: “Las tribus se reunían en círculo y a través de un tabaco compartían lo que se estaba viviendo o se resolvían cosas importantes”. Según la tradición, el tabaco no se fuma, sino que se pita para que con el humo “se eleven los rezos”.

Dentro de cada ceremonia, suele haber un momento dedicado al agua: “Somos agua, la vida se da en el agua y para vivir necesitamos agua”. Sin embargo, Silvina se dio cuenta de que no existía ninguna práctica que fuera únicamente dedicada a ese elemento, así que comenzó a hacer rezos de agua.

“La idea es elevar la vibración de los que estamos ahí rezándole al agua y luego tomándola, pero también elevando la vibración del agua que tenemos dentro”, explicó.

Y añadió: “Mucha gente rechaza el gusto del tabaco o lo vinculan con alguien de su familia que falleció de cáncer de pulmón, entonces no pueden conectar con ese elemento, pero con el agua sí”.

Para Sandra, cada ceremonia es una oportunidad para sanar. “Con cada rezo y cada temazcal llega el entendimiento, y en el rezo y el canto del otro voy encontrando partecitas de mí que quiero transformar”, expresó a El País.

Asimismo, dijo que si bien en el Camino “hay diseños que se respetan porque son ancestrales y tienen su razón de ser”, también hay mucha libertad. “No hay estructuras fijas que cumplir y eso es algo que me hace querer seguir en el camino”, afirmó.

De hecho, subrayó que “no importa la religión, raza, edad ni nada de eso; todos podemos pertenecer al Camino de los Hijos de la Tierra”. En este sentido, Silvina afirmó: “En algunos rezos ha llegado gente que su camino es el yoga o el budismo. Hay un montón de caminos y todos conviven”.

CON AMOR. Silvina lleva el Camino consigo a donde sea que vaya. Por ejemplo, trabaja cuidando a dos niños en una casa de familia y siempre invita al más chico a poner una intención en el agua cuando la va a tomar o lo motiva a que conecte con la naturaleza a través de los árboles o las nubes.

Por sobre todas las cosas, el Camino le ha enseñado a conectar con el amor.

En este sentido, mencionó: “En los rezos de tabaco siempre decimos que no hay rezos lindos ni feos, sino que cada uno expresa lo que siente y eso está bien. Escucho y aprendo de vos porque ves un montón de cosas que yo no, y yo desde mi lugar veo un montón de cosas que vos no, entonces en ese compartir es que podemos ampliar nuestra mirada”.

Sandra lo vive de manera similar: “El Camino se va convirtiendo en una manera de vivir en hermandad y de ir soltando los prejuicios hacia el otro y mirarlo con el mismo amor con el que he logrado mirarme a mí misma”. De eso se trata: “Ir soltando un montón de creencias y conectar con la esencia”. Y agregó: “Encontré la manera en que quiero caminar en esta tierra, con amor y respeto hacia todos los seres”.

El Camino de los Hijos de la Tierra se apoya en prácticas de nativos americanos.

VIVIR

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2022-12-07T08:00:00.0000000Z

2022-12-07T08:00:00.0000000Z

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