El Pais Uruguay

Regreso a Avatar con 14 años

La actriz habla de su carrera, cómo es ser poderosa en Hollywood y volver a Avatar

KYLE BUCHANAN, THE NEW YORK TIMES

Sigourney Weaver habla de su carrera y cómo ser poderosa en Hollywood.

Actuar a veces puede ser una batalla entre el intelecto y el instinto, y de cualquier manera, Sigourney Weaver, de 73 años, es formidable. Sus coprotagonistas hablan sobre la forma en que marca sus guiones, anotando las motivaciones detrás de cada línea, acción o pieza de utilería; en la pantalla, proyecta esa inteligencia de una manera tranquila y fresca y puede superar fácilmente a cualquier compañero de escena. Pero los instintos naturales de Weaver también han demostrado ser importantes desde su primer protagónico como la ingeniosa Ellen Ripley en el clásico de ciencia ficción de 1979, Alien: El octavo pasajero.

Algunas cosas sobre ella son inmutables, su altura (mide 1,80) y su voz melosa, por ejemplo, pero es creíble en comedias, dramas y acción, y ha desarrollado una carrera inusualmente fluida que está de perfil alto esta temporada.

Ahora, por ejemplo, Weaver vuelve a trabajar con James Cameron en Avatar: el camino del agua (se estrena el 15 en Uruguay), a pesar de que su personaje murió en la primera película. Dado que las películas de Avatar se filman principalmente a través de la captura de movimiento, Cameron creó un papel completamente nuevo para Weaver: Kiri, una na’vi de 14 años.

Es un papel que le recordó a Weaver su propia adolescencia y el sinuoso camino que ha labrado desde entonces.

Nacida como Susan Weaver, de padre ejecutivo de televisión y madre actriz en Manhattan, tomó el nombre Sigourney de El gran Gatsby cuando era una adolescente, un acto de reinvención en una vida que estaría llena de tales opciones. “Pero me he alejado mucho de la persona intelectual que era cuando comencé mi carrera”, dijo. “Soy puro instinto y aprendí a confiar en esos instintos”.

—¿Se siente como una fase inusualmente prolífica de su carrera?

— Solo he hecho una película al año, pero todas están surgiendo al mismo tiempo como si hubiera tirado algunos semillas mágicas por la ventana y de repente crecen todas estas plantas geniales. Pero estoy feliz porque siempre soñé en secreto ser actriz en un teatro de repertorio. Cuando eso no sucedió, pensé: “No imporbleza ta, puedo hacerlo yo misma. Haré de doncella un día y de reina otro, y saltaré de un género y de un tipo de papel a otro”. Así que es una hermosa expresión de aquel sueño.

—¿Cómo elige sus papeles?

—Nunca se trata del papel. Se trata del guion. Ni siquiera me importa quién es el director. Me gradué en Literatura y no puedo evitarlo: conozco la estructura y sé que la historia tiene que ser más que las personas en ella. Si no pasa esas pruebas, no me importa lo bueno que sea: no es para mí. Lo siguiente es el director y su visión, y trabajar con alguien apasionado. No con alguien que dice: “Bueno, terminemos de una buena vez”.

—¿Ha tenido esas experiencias?

—Pocas. Y es por eso que decidí quedarme en Nueva York, después de ir a Los Ángeles en los años 70 y esperar a que me vieran los de casting. Sentí que en Nueva York hablábamos mucho más sobre la node nuestra profesión, lo importante que era y también lo divertido que resultaba. Y rodeada de actores en Los Ángeles, había una sensación de que no era una profesión noble, que estabas allí para hacerte famoso o algo así. Lo encontré confuso, así que volví.

—¿Cómo era a los 14 años, la edad de su papel en

Avatar: El

camino del agua?

—Mis padres viajaban mucho y me sentía como un alma perdida. Era así de alta a los 12 años, y muy tímida, así que no fue hasta que cumplí 14 — cuando comencé a encontrar mi equilibrio y elegí el nombre de Sigourney— que mi vida realmente comenzó. Recuerdo muy bien esa edad, y tener la oportunidad de volverla a visitar de una manera segura es

un gran regalo.

—El papel es captura de movimiento. ¿Se reconoce en Kiri, o el personaje parece otra persona?

— Solo he visto un par de escenas, pero todo lo que espero es que sea veraz. Cuando hacía mi calentamiento, pude dejar 60 años y sentir a la niña de 14 años burbujear en mi, y luego simplemente la dejé ir.

—En los 80, cuando se volvió una estrella de cine, ¿se sintió poderosa?

—Cada vez que iba a Hollywood y tenía que lidiar con jefes de estudio, nunca me sentí cómoda. Siempre sentí un sexismo increíble y una especie de resentimiento porque tenían que escucharme, poderosa y articulada. Solía pensar: “Oh, sería divertido dirigir, pero no quiero lidiar con esa gente”.

—En una entrevista de 1994, dijo: “Siempre me sentí un poco ilegítima. Cada vez que hablaban de actrices serias, sentía que tenía un pie en la tierra de Schwarzenegger, otro en la de Ivan Reitman y tal vez un dedo en la tierra de Meryl Streep y Glenn Close”.

En “Avatar: El camino del agua”, interpreta a una nativa de 14 años.

—Si eres mujer, quieren saber, si sos una cara bonita. ¿Sos comediante? ¿Sos esto o aquello? No sabían qué hacer conmigo. Siempre eran los directores más independientes los que se despertaban en medio de la noche y decían: “Sigourney Weaver podría hacer el papel”. Y entonces estas cosas vendrían a mí de la nada. Después de Alien, me enviaron todos estos guiones de personas serias y la mayor parte de lo que hice fue comedia en el teatro. Pensé: “Dios, ¿cuándo voy a volver a eso?”. Eso ha sido frustrante porque una buena comedia es difícil de encontrar, y también lo son las historias de amor: me encantan, pero realmente no podrían imaginarme en una historia de amor. Si entraba en la sala, todos los productores se sentaban, y si había un protagonista, por lo general también se sentaba porque querían a alguien diferente, alguien mucho más pequeño.

—¿Se sintió encasillada por tu altura?

—Si eres alto, la gente espera que seas más maduro y durante muchos, muchos años, yo no fui eso. Creo que debido a mi carrera, he engañado a la gente para que piense que soy una persona seria. Hay algunas cosas sobre las que me siento bastante seria, pero en general, estoy en el lado tonto de la vida. Creo que es por eso que me encanta trabajar con Jim Cameron: si es una aventura, déjame hacerlo. Pero esto es algo con lo que cualquier actor tiene que lidiar. Cada vez que funciona una película, recibes 10 ofertas más como esa: después de Tormenta de hielo (1997), recibí muchas damas malas y frías. El único recurso es encontrar cosas que te sorprendan a ti misma y sorprenderás a tu audiencia.

PORTADA

es-uy

2022-12-07T08:00:00.0000000Z

2022-12-07T08:00:00.0000000Z

https://epaper.elpais.com.uy/article/282175065150444

El Pais Uruguay