El Pais Uruguay

Doctorado en contradicciones

Dime de qué presumes y te diré de qué careces”, dice un viejo refrán que nos viene a la mente cada vez que escuchamos una invectiva contra el gobierno, de parte de dirigentes del FA. En esa propensión a decir que todo está mal, con mensajes que distintos voceros reiteran con idénticas palabras, parecen actuar mandatados por una estrategia de comunicación que puede impresionar como eficaz pero resulta contraproducente, por su obvia falta de credibilidad.

Por eso, cuando se escandalizan por determinados asuntos, vale la pena confrontarlos ya no con aquello que critican, sino con los antecedentes de ellos mismos en similares circunstancias.

Así, el exdirector de Convivencia del Ministerio del Interior frenteamplista, Gustavo Leal, criticó en Tevé Ciudad el nuevo plan impulsado por el ministro Heber, argumentando que “es un plan antipolicía, porque no confía en la Policía, que son los responsables profesionales de la seguridad y sí confía en exdelincuentes. Incluso desmoraliza a la policía y la maltrata”.

Se trata de un integrante del mismo partido que hizo campaña contra la LUC criticando a la policía y adelantando que si se consolidaba la norma, habilitaría todo tipo de represiones violentas contra los ciudadanos. Después de asustar a la gente durante un año y medio, dando noticias falsas sobre inofensivos malabaristas atacados por agentes del orden, o aquel simpático ciclista que declaró falazmente haber sido perseguido y baleado; después de haber advertido que con la LUC la policía se convertiría poco menos que en una SS maltratadora y criminal, ¡ahora acusan al gobierno de antipolicía! Dan risa…

Días después, el senador Sebastián Sabini salió al cruce de una expresión que su colega Graciela Bianchi acostumbra utilizar en sus tuits: FAPIT, que vendría a ser una conjunción de FA y Pit-cnt, en una sola marca paródica. Replica Sabini: “Cuando veo estas publicaciones me da la misma pena que cuando hablan de ‘penadoy’ o ‘naciomal’, es la misma lógica destructiva, descalificante y generadora de odio“.

Parece que el muerto se asustara del degollado… Porque prácticamente no hay dirigente del FA que no castigue al gobierno con términos insultantes. Ni siquiera se salva Mario Bergara, último heredero de la agónica socialdemocracia frentista, quien últimamente busca cualquier resquicio de notoriedad para proferir agravios disparatados. Son tan “destructivos, descalificantes y generadores de odio”, que resulta más que paradójico que jueguen a victimizarse por las ironías filosas de Bianchi y Da Silva.

Pero el premio mayor lo lleva la reacción del FA ante la renuncia del ministro Adrián Peña.

No ahorraron en diatribas. El presidente Fernando Pereira mandó que “generar desconfianza en el sistema político es de las peores cosas que pueden pasar”. A la intendenta Cosse le sirvió para tirar por enésima vez el eslogan de la falta de rumbo.

Es curioso que se muestren tan escandalizados, cuando las mentiras sobre títulos universitarios han sido para ellos una auténtica seña de identidad partidaria.

Después del caso Sendic (¡la licenciatura en genética humana ni siquiera existía como carrera!), hubo varios casos más de “cartoncitos” truchos que fueron cayendo en cascada: la diputada Susana Pereyra no era maestra como decía; el senador Leonardo De León tampoco era ingeniero

Después de asustar a la gente durante un año y medio, dando noticias falsas sobre inofensivos malabaristas atacados por agentes del orden, ¡ahora acusan al gobierno de antipolicía!

agrónomo como decía; el director del INR Gustavo Belarra tampoco era sociólogo como decía; el director del Impo y secretario político del FA Gonzalo Reboledo tampoco era sociólogo como decía…

“Epidemia de títulos falsos” titulábamos el editorial de esta misma página hace seis años.

Con el tiempo, el papelón siguió: Laura Anzalone dirigió un área de evaluación psicológica del Ministerio del Interior sin tener su título revalidado; su hermano Leonardo, que la contrató, se decía sociólogo sin serlo; Leticia Ferrari actuó expedientes del MIEM como abogada sin serlo; la asesora del MSP Lourdes Galván no era licenciada en economía como lo declaraba; Graciela Villar (excandidata a la vicepresidencia por el FA) se presentaba como psicóloga social pero no había terminado el liceo; el senador Daniel Olesker se decía economista egresado de la Udelar pero no lo es… Desde hace años se habla del “síndrome Sendic”, como síntesis de una impostura no debida a un error u olvido involuntario, sino verdaderamente sistémica de la coalición de izquierda.

Es como dice el viejo refrán: presumen justo de lo que carecen.

EDITORIAL

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2023-02-03T08:00:00.0000000Z

2023-02-03T08:00:00.0000000Z

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