El Pais Uruguay

Las lecciones de la pandemia

Esta semana se cumplieron tres años desde que estalló la pandemia de coronavirus en Uruguay. Una fecha que quedará marcada en el calendario, y en la memoria de todos los uruguayos, que a futuro recordarán ese episodio como un mojón ineludible en sus vidas. Como sucedió con el regreso de la democracia, o la crisis del 2002, la historia reciente del país ahora será antes o después de la pandemia.

Ahora bien, ¿qué lecciones dejó este episodio funesto? ¿Qué sacamos en limpio pasados tres años del comienzo de ese hito trágico? Pues las hay diversas, tanto en lo político como en lo social.

Si empezamos por lo último, tal vez la lección más dramática sea volver a comprobar el peligro que representan para una sociedad libre y democrática, los fenómenos de histeria colectiva, dominados por el miedo. Hoy muchos lo han olvidado, pero es bueno traer a la memoria episodios como cuando vecinos aterrados insultaban ala gente que salía a caminar por espacios públicos, le gritaban “asesino” a los comerciantes que intentaban trabajar, o la prefectura salía a multar a los surfistas que osaban meterse al agua. Actividades al aire libre que nunca hubieran generado ningún contagio de una enfermedad respiratoria, pese a lo cual destacados médicos, azuzaban a la turba con tal de conseguir 10 seguidores en sus redes, o sumar a la estrategia de su partido político.

Es bueno recordar como en aquel momento el ministro Salinas intentó poner cordura, diciendo que no había problema por salir a tomar aire unos minutos, y muchos periodistas y comunicadores lo trataban como a un genocida.

Pero también la pandemia dejó lecciones positivas en lo social. En particular, comprobar cómo la gente de a pie, la sociedad civil, se unió para llenar los huecos que no podía cubrir un estado desbordado por la magnitud del problema. No hablamos acá de los inmorales que usaron el hambre de algunos para ganar algún votito o conseguir alguna firma contra la LUC. Sino de la gente honrada que se remangó y ayudó al prójimo sin segundas intenciones. Mostrando que el individuo tiene más cintura, solidaridad, y velocidad de respuesta que ninguna entidad estatal.

En lo político también hubo verdes y maduras. Del lado positivo no se puede dejar de destacar la capacidad de reacción, y respeto a los principios fundamentales de la sociedad uruguaya, con los cuales el gobierno enfrentó esta tragedia. Un gobierno apenas asumido, que heredó un país económicamente en crisis, y donde las autoridades salientes no dejaron ninguna previsión para el flagelo que ya se veía venir.

El principio de libertad responsable quedará para la historia como el gran lema que marcó la lucha contra el Covid, y que permitió que Uruguay enfrentar la pandemia con un éxito reconocido hoy en todo el mundo, sin haber condenado a miles de uruguayos a la miseria, apagando los motores de la economía. Pero, además, confiando en la capacidad individual para asumir las responsabilidades colectivas, en vez de actuar paternalmente desde el estado, imponiendo políticas de arriba hacia abajo, como si un burócrata tuviera más sensibilidad o capacidad de tomar decisiones sobre la vida ajena, que los propios dueños de esas vidas.

Acá hay que destacar particularmente al presidente Lacalle Pou, que no solo mostró que estaba a la altura del desafío de liderar a un país en una crisis de esta magnitud, sino que lo hizo respetando

El principio de libertad responsable quedará para la historia como el gran lema que marcó la lucha contra el Covid, y que permitió que Uruguay enfrentara la pandemia con un éxito reconocido hoy en todo el mundo.

los valores centrales de un país liberal desde sus raíces. Y al GACH, que entendiendo su rol, fue el aporte científico clave para enfrentar esta crisis.

Pero no sería justo para el país olvidar a quienes no actuaron bien. A quienes por miedo o inescrupulosidad, hicieron la guerra desde el día uno al gobierno que recibía este golpe terrible, a quienes lucraron políticamente con el miedo y la desesperación de la gente. Hablamos en particular de la cúpula del Pit-cnt que convocó a un caceroleo para imponer “de pesado” un encierro general. Del Sindicato Médico, que llegó a contratar expertos en comunicación para que le enseñaran a su gente a potenciar el terror, a quienes hablaban de un “gobierno incapaz”, de “muertes evitables”, de “CTI saturados”. Y también de algunos científicos que pretendieron crear una especie de tecnocracia, e imponer con soberbia sus limitados conocimientos específicos, a jerarcas elegidos democráticamente.

No, señores. No nos olvidamos. Y viendo las cifras y resultados que dejó la pandemia aquí, y en los países que hicieron lo que ellos exigían entonces, la historia ha dejado a cada uno en el lugar que se merece.

EDITORIAL

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2023-03-16T07:00:00.0000000Z

2023-03-16T07:00:00.0000000Z

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