El Pais Uruguay

Dos Oscars contra Vladimir Putin

CLAUDIO FANTINI

Dos de los Oscars entregados por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas constituyen alegatos contra Vladimir Putin. El Kremlin sólo respondió al que resulta más evidente y explícito: el documental Navalny. Pero también el film alemán que se quedó con la máxima distinción, venciendo, entre otras, a esa gran película que es Argentina, 1985.

El documental del director canadiense Daniel Roher retrata la investigación sobre el envenenamiento que sufrió, en la ciudad siberiana de Omsk, el líder disidente ruso Alexei Navalny.

Que el intento de asesinato haya sido con Novichok, un agente nervioso de los más potentes que se creó en la era soviética, le pone al atentado la firma de Putin, porque los envenenamientos han sido la modalidad más frecuentemente utilizada por el poder ruso para eliminar a todos los enemigos del jefe del Kremlin.

Con la ONG que creó para luchar contra la corrupción, Navalny describió el esquema de poder imperante, en el que los llamados “oligarcas” se enriquecen sin límites en tanto aporten a las arcas clandestinas de la estructura de poder.

Del mismo modo que los boyardos (miembros de la nobleza) del Gran Ducado de Moscovia debían optar entre enriquecerse obscenamente a la sombra de Iván IV Vasilievich (“El Terrible”) o morir asesinados por orden de aquel déspota que creó el estado ruso y el título de zar, los miembros de la nomenclatura comunista que se repartieron empresas del estado y áreas económicas lucrativas cuando se derrumbó la URSS tuvieron con Putin una opción de hierro: enriquecerse a la sombra de su poder, alimentándolo y sirviéndolo, o perder lo que habían ganado en las repartija de las partes valiosas del desguace del Estado soviético.

Fue Navalny quien descubrió y mostró el fastuoso y monumental palacio de Putin en Gelendzhik, sobre la costa del Mar Negro; una fortaleza valuada en 1.370 millones de dólares.

Navalny explicó el sistema de corrupción que da blindaje al poder de Putin. Y también fue el primero en denunciar la infiltración, desde al menos 2015, de militares rusos en el Este de Ucrania para colaborar con las milicias separatistas de Donetsk y Luhansk.

El documental que ganó el Oscar hace eje en el envenenamiento del que fue salvado en Alemania. Desde ese país regresó a Moscú, con la decisión de sacrificarse por la causa de la democratización de Rusia.

Navalny fue detenido ni bien aterrizó en Moscú y fue sometido a un simulacro de juicio que lo condenó a nueve años de prisión.

El otro film premiado también puede interpretarse como un alegato contra el presidente ruso.

Más allá del talento desplegado por actores, guionistas y el director suizo del film, Edward Berger, el carácter de alegato contra Putin está en la novela que escribió Erich María Remarque y se publicó en 1929: Sin novedad en el frente.

Ese libro constituyó una de las descripciones más profundas y reveladoras de la monstruosidad deshumanizante que implican las guerras. Apuntando a los padecimientos sufridos por soldados en la Primera Guerra Mundial, Remarque logró con ese libro radiografiar todo lo que muere y se descompone dentro de la humanidad del combatiente, aunque el cuerpo sobreviva a los campos de batalla.

La historia narrada en esa gran película alemana resulta inexorablemente un alegato contra el líder que inició una guerra sin que existan razones que la hicieran inevitable. El presidente ruso abrió las puertas del infierno bélico que está devorando vidas a gran escala, sin que hubiese un hecho que realmente lo justificara.

La guerra que detonó la invasión rusa ordenada por Putin no es el único conflicto espantoso de los tantos que están envileciendo el mundo. Los conflictos que desangran Mali, la República Centroafricana, Libia, Mozambique y Eritrea, en África, y los que hacen correr ríos de sangre en rincones asiáticos, han quedado tapados por la guerra que alarma a Occidente porque ocurre donde ya ocurrieron dos guerras mundiales.

Pero amén de lo grave que es ignorar tantos otros abismos bélicos, la guerra que está destruyendo Ucrania es una de las más injustificadas de los últimos siglos. Por eso, llevar al cine la novela imprescindible que retrató el rostro del monstruo que devora vidas, sueños, inocencias y sentimientos, constituye una denuncia contra el líder ruso que abrió las puertas de ese infierno.

Llevar al cine la novela que retrató el rostro del monstruo que devora vidas, es una denuncia a Putin que abrió las puertas de ese infierno.

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2023-03-16T07:00:00.0000000Z

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