El Pais Uruguay

“Hay que ventilar a la depresión”

Jorge Burel aborda la melancolía y los sentimientos depresivos desde el lenguaje del arte

Hace aproximadamente una década, el escritor Jorge Burel atravesaba un período depresivo. No lo sabía entonces —cuando uno está deprimido, lo que está por venir no es precisamente alentador— pero esa etapa daría a luz a El demonio azul, ensayo que se presenta hoy a las 18.30 horas en la librería Linardi & Risso, con Emma Sanguinetti como oradora principal.

Burel aclara que no es un libro que funcione como un manual; no tiene un punteo de qué cosas hacer para superar una depresión. Lo que sí se esboza en este ensayo —que se nutre particularmente de la literatura y la pintura— es una puesta en palabras de qué es atravesar un período depresivo. Entre muchas otras cosas porque Burel considera que este es un tema que hay que “ventilar”: sacarlo de los confines de la consulta psiquiátrica y conversar sobre la depresión a cielo abierto, para que se naturalice, que no sea un tabú o un estigma.

Obviamente, no es una tarea sencilla. Poner en palabras una afección de la mente —en un momento de la charla Burel menciona que las enfermedades del cuerpo son mucho más aceptadas como tema de conversación que las de la psiquis— requiere de gran poder de expresión y síntesis.

Hay mucha tela para cortar: “¿Qué es lo que experimenta una persona que está deprimida? Insomnio, inapetencia, imposibilidad de sentir placer, pensamientos obsesivos, sentimiento de culpa y subvaloración de su propia persona. El tema es que el sentimiento depresivo, lo que tú sentís cuando estás deprimido, es muy difícil de expresar en palabras”, dice y él tuvo que “esperar” diez años para intentarlo. “En ese sentido, es un sentimiento ‘inefable’, o sea que no se puede explicar con palabras”.

¿Cómo hizo, entonces, Burel para acometer la tarea? Se fue al arte, principalmente el occidental. Recorrió cuadros, grabados y libros para encontrar ahí el camino hacia lo inefable.

En ese recorrido se encontró con Aristóteles (o uno de sus discípulos), con Durero, con el pintor italiano Giovanni Battista Piranesi, el español Franciso Goya y el noruego Edvard Munch, con el poeta Fernando Pessoa y con muchos más.

El nuevo libro de Jorge Burel será presentado hoy en Linardi & Risso.

De Durero (1471-1528) halló Melancolía I, uno de sus grabados más célebres, para hablar del tema. De Piranesi (1720– 1778), en tanto, halló las Prisiones imaginarias, una serie de grabados con unos claroscuros exquisitos que describen unas enormes y aterradoras cárceles, en las que los prisioneros sufren y languidecen tanto por estar privados de su libertad, por la tortura a la que son sometidos y por la imponente y distópica arquitectura imaginada por el artista.

Pero también hay otro pintor que Burel trae a las páginas de su nuevo libro, el italiano Giorgio Di Chirico (1888-1978), del cual analiza tres cuadros.

Siguiendo al escritor en sus descripciones y reflexiones en torno al arte y la literatura, uno se acerca a la meta, a una posible expresión de aquello que no puede expresarse. Así, cuando se refiere a una de las creaciones de Di Chirico, Misterio y melancolía de una calle (1914), escribe: “En el cuadro reina una vaga, molesta e indefinida amenaza. Flota sobre la escena una incertidumbre que no podrá despejarse, porque el tiempo está detenido y todo resulta mera conjetura. Como en la ansiedad angustiada del melancólico. Así vamos por la vida (...) entretenidos en juegos, ciegos ante los azares imponderables y fatídicos que quizás puedan aguardarnos”. No solo hay acercamientos paulatinos a la depresión. También hay definiciones sucintas, como una de Fernando Pessoa: “La melancolía es una nada que duele”.

VIVIR

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2023-03-16T07:00:00.0000000Z

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