La intendencia de Montevideo volvió a imponerse una vez más con sus arbitrarias medidas y resoluciones. No me refiero al ajuste fiscal aplicado a través de la contribución inmobiliaria a miles de propietarios en las zonas costeras y no tanto de Montevideo. Ya nos hemos referido aquí mismo al tema y destacado que el Palacio Municipal recaudará este año por el mencionado fiscalazo U$S 16 millones más por sobre la inflación. Sino al manido espectáculo Acá estamos que reunió el domingo pasado a más de 50 mil personas en la Rambla detrás del Club de Golf.

El lunes siguiente, el periodista Emilio Izaguirre de Telenoche 4 presentó un ilustrativo cuadro con los costos del festival. En números redondos se vendieron 19.500 entradas y se regalaron 24.800. Se recaudaron U$S 256.000, mientras que el costo total ascendió a los U$S 900 mil.

“Este festival fue un derroche de talento, alegría y convivencia, pero no un derroche de dinero”, difundió en un video institucional la Intendencia de Montevideo. Está todo dicho ¿No? Lo correcto sería que ahora se rindieran cuentas ante todos los montevideanos. ¿Dónde está la transparencia que pregonó antes, durante y después del espectáculo la ingeniera Carolina Cosse?

Hay que tener claro que en vez de un Antel Arena tendremos en el año y medio que falta para las elecciones nacionales, muchos saraos como este.

Cuando los ecos de esta historia no se habían acallado, la ingeniera Cosse volvió a estar en la primera plana de las noticias. Sucedió el martes cuando la Comisión de Constitución y Legislación del Senado aprobó con cinco votos contra cuatro la promoción de un juicio político contra ella. La resolución respondió a un pedido formal formulado en

Pagamos impuestos como si viviéramos en Madrid o París por servicios del Tercer Mundo.

octubre pasado por la bancada de ediles de la capital del Partido Nacional y del Partido Colorado. Cansados por los sucesivos desplantes de Cosse, decidieron arrojar munición gruesa. De antemano se sabe que la medida no prosperará en el plenario del Senado, ya que se necesitan los votos de los 2/3 de la Cámara Alta para aprobarla. No están los votos porque obviamente el Frente Amplio no acompañará, sino, además, porque dudo que muchos senadores de la Coalición Republicana también lo hagan. Una situación de esta naturaleza podría desatar una ola de solicitudes de juicios políticos a intendentes del oficialismo que, recordemos, gobiernan en 16 departamentos de la República. Pero además convertiría en víctima a Cosse, y generaría discusiones y debates tan inútiles como desgastantes.

Somos los montevideanos y los uruguayos, para el caso que se confirmen formalmente las aspiraciones de la hoy responsable de la administración de Montevideo, quienes deberemos resolver sobre su destino político. Y lo haremos como siempre lo hemos hecho, en las urnas.

Para ello falta un tiempo, no mucho. Hasta entonces habrá que seguir atentos a sus derroches, continuar viviendo en una ciudad dejada y mal administrada, pagando impuestos como si viviéramos en Madrid, Barcelona, Lisboa o París y recibiendo servicios del tercer mundo. Tal vez para entonces la Justicia se haya expedido por el caso del Antel Arena.

Y para los que tengan dudas o curiosidad de cómo se cuida y se trata a una ciudad cuando se la gobierna sin ideologías y para todos sus habitantes, les recomiendo viajar a Buenos Aires. Pese a la crisis dramática que vive Argentina, allí sí hay derroche de obras y servicios.