Señales amarillas
Es natural que a un año del inicio del ciclo electoral se empiece a prestar más atención a los resultados de las encuestas sobre temas de gobierno e intención de voto. Y los últimas que han aparecido debieran de encender luces amarillas en la Coalición Republicana (CR).
En primer lugar, porque parece claro que la popularidad con la que cuenta el presidente de la República —la mejor de todos los presidentes a esta altura del mandato, desde 1985 hasta hoy, junto con la primera presidencia de Vázquez— no se traduce en una conformidad mayoritaria con respecto a temas centrales de su gobierno. En este sentido, la última encuesta de Cifra señala una mayor insatisfacción con relación al año pasado en seguridad, educación y economía.
Ciertamente, se puede decir que, en realidad, punto más punto menos, los datos reflejan la gran fractura del país en torno a gobierno-oposición con dos mitades muy parejas. Sin embargo, la clave es la evolución de la opinión en un sentido negativo justo cuando, sobre todo en educación y en seguridad, se están implementando cambios y políticas que son sustanciales para que se perciban mejoras en cada uno de esos temas sensibles.
También es cierto que cuando se analizan los resultados por voto pasado, es decir por adhesiones en 2019, quienes votaron a la CR están muy mayoritariamente satisfechos con la gestión en esas tres áreas. Pero el problema está sobre todo en aquel grupo de entrevistados que no se sabe a quién votó en 2019, y que en ningún caso supera el 40% de satisfacción sobre la actuación del gobierno en educación, seguridad y economía. Como todos saben en el sistema político, ese grupo es muy importante, ya que por su perfil y politización casi siempre es clave para definir qué mitad termina siendo la mayoritaria en las elecciones.
En segundo lugar, porque en concordancia con estos datos va quedando claro de los resultados de intención de voto actuales que CR y Frente Amplio (FA) siguen estando muy parejos: algunas empresas arrojan cifras en algún punto mayoritarias para la CR y otras para el FA. Pero la verdad es que a pesar de haber vivido años de enormes tensiones políticas y sociales —la pandemia, el referéndum por la LUC, y una fuerte polarización política que se ha manifestado en todos los temas políticos importantes del país—, no ha habido fuertes corrimientos hacia la oposición o hacia el oficialismo de parte de la opinión pública.
Aquí la luz amarilla refiere entonces a los procesos que están por abrirse en los partidos que conforman la CR. Por un lado, es claro que la CR precisa de todos sus socios activos, militantes y con propuestas diferenciadas hacia electorados que prestarán atención a quiénes terminarán siendo precandidatos presidenciales, sobre todo entre los blancos y los colorados que son los que en este sentido aún presentan internas abiertas. Por otro lado, importa mucho que las gestiones de los principales temas de gobierno tengan una visibilidad y lectura ciudadana más clara, y que sean defendidas de forma más contundente por todos los partidos de la CR.
Por poner un solo ejemplo que ilustre este tema: no es posible dejar instalar la idea izquierdista de que la reforma de la seguridad social recientemente aprobada es impopular o que no defiende los intereses de los más pobres.
Aquí hace lustros que se sabe que hay que enfrentar un cambio estructural, por causas demográficas y económicas, y el
Importa mucho que las gestiones de los principales temas de gobierno tengan una visibilidad y lectura ciudadana más clara, y que sean defendidas de forma más contundente por todos los partidos de la CR.
FA jamás logró juntar la capacidad y el coraje políticos para efectivamente llevar adelante esa reforma. La que se aprobó, luego de diálogos extensos y numerosos con todos los involucrados sociales, luego de análisis detallados y bien hechos de parte de varios técnicos especializados, y luego de un tratamiento concienzudo y de fuertes debates en el Parlamento, es un cambio posible, gradual y que sin duda asegura una seguridad social más justa y preocupada sobre todo por las pensiones y jubilaciones más bajas.
Este es un tema importante de economía que debiera de ser bandera de todos los partidos de la CR. Y es porque se deja instalar el viru-viru discursivo izquierdista que tergiversa la realidad, que la opinión pública no cuenta con los datos concretos que le permitan evaluar mejor lo que acaba de aprobarse.
Lo mismo ocurre con los problemas de seguridad: ¿o acaso el peor año de asesinatos en el Uruguay, por ejemplo, no sigue siendo el 2018, en plena gestión del FA?
Las encuestas de opinión encendieron luces amarillas de cara a las elecciones de 2024. La CR debe tomar nota y actuar políticamente en consecuencia.
EDITORIAL
es-uy
2023-05-29T07:00:00.0000000Z
2023-05-29T07:00:00.0000000Z
https://epaper.elpais.com.uy/article/281711209026522
El Pais Uruguay
