Roberto Alfonso Azcona | Montevideo

@| Un Solo Uruguay continúa con los mismos reclamos que planteó al momento de su fundación, la proclama de Durazno que fue determinante en las elecciones que permitieron a la Coalición ganar el gobierno. Pero hoy, es el sentimiento de que los cambios sociales, políticos y económicos no contemplan las aspiraciones de quienes aún conforman a USU.

Si comparamos las presentaciones de Durazno y la última en el NH Columbia, nos preguntamos qué se perdió en el camino.

¿Acaso la proclama de Durazno fue producto de la expresión de agentes políticos que buscaban ganar el gobierno?

No lo creo, pero sí es evidente que actuó como un grupo de presión política, su accionar y definición apolítica se transformó en lo que después se llamo Coalición de Gobierno.

Durazno fue un avance histórico que transformó la política electoral en un bipartidismo conformado por dos coaliciones y en ese proceso se afectó el crecimiento natural de USU, donde se generaron diferencias internas, las mismas que hoy frenan la construcción de una propuesta coordinada y enfocada en las deficiencias que frenan el desarrollo del mismo Uruguay.

En un año preelectoral, son muchos los que se plantean una reforma profunda y eficaz del gasto del Estado, con los primeros efectos positivos inmediatos que den confianza en la economía; terminar con el atraso cambiario que afecta a las exportaciones y nos deja vulnerables ante la situación de Argentina y la continua corriente de compradores uruguayos cruzando el río, dejando al comercio nacional en un equilibrio entre el cierre y la desesperación. Terminar con la división del país con una zona de frontera y otra de interior, con diferencias impositivas que, aliviando a unos, sobrecarga a otros. Apoyar a la agroindustria, sometida a una sequía histórica y expuesta a la presión fiscal que se duplica en las exigencias departamentales y nacionales.

Éstas, y seguramente muchas generadas en las realidades zonales, requieren una atención inmediata y no estar atadas a procesos electorales, independientes de ideologías confrontativas que no buscan soluciones y sí réditos políticos.

Seguramente los partidos políticos están atentos a los movimientos de USU, algunos fomentando su desaparición, otros procurando su pronunciamiento y apoyo, mientras que todos temen que se pueda crear un movimiento político que atraviese horizontalmente a los partidos y a la misma Coalición, en una nueva forma de ver y hacer política.

Solo el tiempo dirá cuál es el futuro de USU, atando en él al mismo futuro político de Uruguay y su gente.