El Pais Uruguay

CLASIFICADOS

■ Con un gol de penal de Franco González en tiempo de adición, la selección uruguaya Sub 20 derrotó a Túnez 1-0 en el marco del Mundial de la categoría que se está disputando en Argentina y clasificó en el segundo lugar de su grupo, para jugar los octavos de final. La Celeste fue ampliamente superior a su rival, pero recién en el final lo pudo plasmar en el marcador. Ahora los dirigidos por Marcelo Broli jugarán en Santiago del Estero; será el jueves, a la hora 14:30, ante Gambia.

Argentina está en crisis —desde hace años— y en Uruguay estamos sintiendo el impacto, desde mediados de 2019, salvo el paréntesis impuesto por la imposibilidad de viajar durante la crisis sanitaria. Me quiero referir, aquí y ahora, al impacto adicional que podemos llegar a tener en el caso de que la crisis se vuelva aún más complicada, lo que es probable que ocurra.

Hay numerosos indicadores del impacto entre nosotros de lo que viene sucediendo en Argentina. Las noticias que llegan desde el Litoral y que dieron lugar a medidas del Poder Ejecutivo son una prueba elocuente de ello. Como también lo son las colas en los puentes y los barcos colmados de pasajeros, cada fin de semana, corto o largo. El tipo de cambio real

(TCR) bilateral, considerando el dólar “blue”, que es el relevante para turismo y compras, está hoy en menos de la mitad de su valor promedio histórico. El Índice de Precios de Frontera que elabora la

UCU en su Campus Salto mostró que en marzo (con el dólar en AR$ 379) una canasta de consumo costaba 127% más en Salto que en Concordia. En los 12 meses a marzo, el balance del turismo entre los dos países resultó “empatado” por primera vez en la historia, cuando siempre había sido considerablemente favorable a nuestro país. Todos estos son datos objetivos, números que pintan el impacto que recibimos de la crisis que vive nuestro vecino. La cuestión es que todavía puede ser mucho peor.

De hecho, en el pasado fue mucho peor de lo que hemos visto hasta ahora. Así fue después que Argentina abandonó su tablita cambiaria en mayo de 1981, con la hiperinflación de mediados de 1989 y con el abandono de la convertibilidad a comienzos de 2002.

JAVIER DE HAEDO ECONOMISTA

“Debemos tener presente que Argentina, antes de mejorar, podría llegar a estar peor, y que poco y nada podremos hacer al respecto desde acá.

Muchas cosas cambiaron, para bien, en nuestro país, desde aquellos episodios, que nos permiten augurar que aquellas historias no se repetirán, lo que no impide que las cosas se puedan poner bastante peor de lo que hemos visto hasta ahora. Veamos algunas de las cosas que hemos cambiado para bien. Primero, la “cartera de clientes” de nuestro país se ha diversificado y el peso en ella de Argentina, oficial y paralela, se ha visto menguado. Segundo, ya no tenemos un régimen cambiario de la familia del tipo de cambio fijo, que, cuando los tuvimos, quienes estaban a cargo de la política económica tardaron en cambiar. Esos instrumentos, rígidos per se, tendieron a caer antes de ser ajustados por instrumentistas aún más rígidos que ellos. Tercero, ya no hay vasos comunicantes entre los respectivos sistemas financieros, si bien sí existen depósitos y tenencia de títulos públicos por parte de argentinos, sea que ellos figuren o no como residentes. Pero su eventual “devolución” no generaría complicaciones ni para los bancos ni para el sector público.

En mi opinión, el único de los cinco canales que nos vinculan con Argentina, que corre riesgo de empeorar, es el de turismo y compras, de la mano de lo que suceda con el tipo de cambio “blue”. Los otros cuatro son el comercial, el financiero, el del sector inmobiliario y de otra inversión directa y el migratorio (hasta el momento, “VIP”). Y aquel canal implica que tanto el sector privado como el público perderán aún más ingresos que hoy día, por las compras que los uruguayos que van y los argentinos que vienen y gastan menos, realizan allá en vez de acá.

¿Cuánto peor podemos estar en la relación bilateral de precios con Argentina? Veamos la historia. Si ajustamos por el TCR bilateral de Argentina con EE.UU., en el “pico” de la hiper, en junio de 1989, el dólar llegó a estar en casi AR$ 1.300 de hoy y, sin ir tan lejos, en octubre de 2020 estuvo arriba de los AR$ 600 de hoy (claro que esto no lo vivimos porque las fronteras estaban cerradas por la crisis sanitaria). O sea que se puede estar bastante peor que ahora.

¿Cómo podría “detonar” una situación así? ¿Cuándo podría ocurrir, antes o después de las elecciones? ¿Cuánto podría facilitar las cosas, como hace ocho años, la certeza de un relevo en el gobierno hacia uno más sensato? ¿Bastaría con la certeza de un cambio o el mercado, como Santo Tomás, esta vez querría ver para creer?

Esas preguntas no son retóricas y no tengo respuesta para ellas. Sólo puedo conjeturar algo respecto a la primera: ¿cómo se puede “detonar” un deterioro todavía mayor (y bastante mayor) en la relación bilateral de precios? Un camino puede ser por el aumento en la velocidad de circulación del dinero, una huida del dinero local todavía mayor a la actual, que se está dando en un contexto de inflación ya cercana al 2% semanal. Huida hacia el dólar en sus definiciones alternativas a la oficial, y hacia bienes. Otro, no alternativo sino adicional, por la no renovación de los depósitos cuya contrapartida son Letras del BCRA, lo que puede terminar con el “acorralamiento” de los depósitos y su canje, compulsivo, por algún título público a largo plazo. En el primer caso hay una caída en la demanda de pesos, en el segundo, un aumento en su oferta mientras depósitos y Letras no se vuelvan indisponibles.

Pero aún sin llegar a ese escenario, todo hace pensar que antes de mejorar, se estará peor. Antes de que se estabilice la economía, se acelerará todavía más la inflación. Y basta, para ello, con el necesario sinceramiento de la estructura de precios relativos donde el dólar oficial y los precios de muchos servicios públicos están atrasados, precios privados están bajo control y precios de exportación están abatidos por impuestos que los reducen para el mercado interno.

Desde Uruguay debemos tener presente que esos desarrollos pueden ocurrir, y que poco y nada podremos hacer al respecto desde acá, más que cruzar los dedos y confiar en que la sensatez retornará al país vecino.

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2023-05-29T07:00:00.0000000Z

2023-05-29T07:00:00.0000000Z

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