El Pais Uruguay

Hechos y no palabras

JUAN ORIBE STEMMER

La Comisión del Patrimonio tiene la obligación de velar por la conservación de los monumentos históricos y su adecuada promoción en el país y en el exterior. La ley dispone que podrán ser declarados monumentos históricos los bienes inmuebles “vinculados a acontecimientos relevantes, a la evolución histórica nacional, a personajes notables de la vida del país o a lo que sea representativo de la cultura de una época nacional”. La declaración impone determinadas obligaciones al titular del inmueble, incluyendo la “prohibición de realizar cualquier modificación arquitectónica que altere las líneas, el carácter o la finalidad del edificio” y la de “proveer a la conservación del inmueble y de efectuar las reparaciones necesarias para ese fin”.

El Cementerio Central es uno de los sitios que más se ajustan a los criterios establecidos en la legislación y la Comisión del Patrimonio tiene la legitimación para, y el deber de, preocuparse por su debida conservación como monumento histórico. Para las generaciones presentes y las futuras.

En setiembre la Comisión consideró necesario dirigir una nota a la Intendente de Montevideo, donde advierte de “la preocupante situación” en que se encuentra aquel inmueble y agrega una dramática documentación fotográfica como fundamento.

Esta no es la primera oportunidad que la Comisión se dirige a la Intendencia para llamarle la atención sobre el descuido de bienes patrimoniales. A mediados de marzo envió una nota sobre el mal estado de algunas estatuas en plazas y parques capitalinos declarados monumentos históricos nacionales. Algo que los vecinos apreciamos diariamente. En el caso de la nota referente al Cementerio Central, la Comisión manifestó que “el estado de conservación y mantenimiento” de lugar, “no condice con su importancia cultural y el grado de protección asignado”, y advirtió de los “gravísimos deterioros por razones diversas como la falta de seguridad, la ausencia de tareas de conservación y malos procesos de mantenimiento y limpieza”.

La Intendencia, haciendo gala de una exquisita sensibilidad, eligió quejarse de lo que describió como el “tono” de las observaciones de la Comisión y mencionó que viene teniendo un trabajo constante en torno a la mejora de los cementerios, ha elaborado un plan de obras y existe una voluntad política de mejorarlos (El País, 15 de noviembre). Es decir, conversaciones, planes y buenas intenciones.

Lo más interesante en la respuesta municipal, sin embargo, es que, para la Intendencia, el Cementerio Central “no tiene un problema se seguridad edilicia” (algo que seguramente tranquilizará a los residentes del lugar) y que las mejoras que exige la Comisión son “estéticas”. Dejando de lado la poca precisión del término “estético” en este contexto, la afirmación sugiere varios comentarios. Lo estético también es importante y forma parte de nuestro patrimonio cultural e histórico.

Las fotografías y la evidencia de los sentidos —si tiene alguna duda puede visitar el Cementerio, vale la pena— indican que los problemas superan lo “estético” y en más de un caso se trataría de pérdidas irreversibles.

Finalmente, en este caso las observaciones de la Comisión superan lo exclusivamente “estético” e indican que lo que está en peligro es un elemento importante de nuestro patrimonio cultural e histórico.

Es lamentable el estado de algunos monumentos históricos de la ciudad.

EDITORIAL

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2023-11-20T08:00:00.0000000Z

2023-11-20T08:00:00.0000000Z

https://epaper.elpais.com.uy/article/281827173503759

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