El Pais Uruguay

Opinión personal

JUAN MARTÍN POSADAS

En todos mis escritos dominicales en este medio he desarrollado mis opiniones. No habría, por tanto, ningún motivo para titular esta nota de hoy con tan redundante enunciado. Habitualmente uno conversa, discute, comparte y sus opiniones se van enriqueciendo o complementando con aportes de otros, pero en este caso, para lo que sigue, no he conversado ni consultado con nadie.

Dado que, como es notorio, estoy colaborando activamente con la campaña para la candidatura del Senador Gandini, debo expresamente dejar en claro que lo que sigue es exclusivamente mío. Juan Sartori no debe presentarse como precandidato por el Partido Nacional.

No conozco personalmente al Senador Sartori, no sé si piensa en candidatearse, pero como se oyen rumores me adelanto.

Para evitar malentendidos aclaro que esto que sostengo tampoco tiene nada que ver con la relación de Sartori con la Jutep o, mejor aún, con las disposiciones disciplinarias con que esta lo amenaza. La Jutep está para controlar el eventual enriquecimiento explosivo o sospechoso de los funcionarios públicos. Es notorio que Sartori tiene una enorme fortuna, personal y familiar (sobre todo familiar), que la tenía desde antes que se le antojara jugar a la política y que sus incrementos o disminuciones no provienen de un cargo público que no ejerce pues dedica su tiempo a otra cosa.

La razón fundamental para sostener que Sartori no debe ser candidato es justamente su ausentismo, señal inequívoca de desinterés por ser y ejercer aquello para lo cual fue votado: senador de la República.

El hecho de haber sido, en las pasadas elecciones, la segunda fuerza más votada en el lema Partido Nacional no me parece ser un antecedente relevante, habida cuenta su contumaz desinterés por ejercerlo y el menosprecio que esto conlleva hacia todos los blancos que lo votaron.

Si por ventura hubiese algún dirigente blanco dispuesto a la condescendencia apoyado en aquello de que cualquier monedita (votito) sirve, además de equivocarse en su aritmética política, le estaría haciendo daño al Partido.

La ausencia —que podría ser el sobrenombre de Sartori— es más hiriente que la indisciplina, el desinterés por las orientaciones partidarias o el funcionamiento en equipo. La ausencia que equivale a decir: no me importó lo que haya sucedido durante estos años, no me interesó lo que estaba en juego (no era mi juego); ahora llego de vuelta la víspera, desparramo unos mangos y estoy otra vez con el carnet de Senador en la mano por cualquier eventualidad.

Cualquier elección en el Uruguay ha sido un asunto serio. El Partido Nacional lo ha tomado siempre así. Creo que esta elección que viene, que ya está encima, es de particular importancia. En nuestro país, después de muchísimos años, se ha dado, ha comenzado a darse, una disposición a cambiar. Se ha ido condensando poco a poco un humor nacional dispuesto a revisar la inveterada condición de comensales por un humor nacional más creativo, más emprendedor, más libre y hasta más alegre. Sería indeseable que en todo esto interfiriera la frivolidad.

EDITORIAL

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2023-11-19T08:00:00.0000000Z

2023-11-19T08:00:00.0000000Z

https://epaper.elpais.com.uy/article/281913072847854

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