La batalla contra la impopular reforma de las pensiones se recrudeció ayer viernes en Francia tras su polémica adopción por decreto, con un aumento de las protesta y la presentación de dos mociones de censura contra el gobierno.

El jueves, el presidente liberal Emmanuel Macron decidió adoptar su reforma sin someterla al voto de los diputados, al temer una derrota en el Parlamento y en virtud de un mecanismo legal: el controvertido artículo 49.3 de la Constitución.

La reforma retrasa la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelanta a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42 como ahora) para cobrar una pensión completa. Dos de cada tres franceses, según los sondeos, se oponen.

La primera moción de censura presentada ayer la firmaron 91 diputados de varios partidos y está encabezada por el pequeño grupo centrista Libertades Independientes, Ultramar y Territorios (LIOT), anunció su presidente, Bertrand Pancher.

No recibió el respaldo escrito, sin embargo, de ningún diputado del partido derechista LR, cuyos apoyos serán necesarios en el momento en que se vote para que tenga éxito.

La segunda moción de censura la formalizó la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, y recibió el apoyo de los otros 87 diputados de su partido, la Agrupación Nacional (RN). Le Pen —quien ha hecho saber que votará no solo la suya, sino también cualquier otra,

La líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, formalizó la segunda moción.

aunque sea de la izquierda, para tumbar el Ejecutivo de la primera ministra Élisabeth Borne— explicó en un comunicado que su objetivo es anular la adopción de la “injusta” reforma de las pensiones. Para la líder de la extrema derecha, “lo importante no es quién presente la moción, lo importante es que el Gobierno caiga”.

El reglamento de la Asamblea Nacional establece que hay que esperar al menos 48 horas entre la presentación de una moción de censura y su debate y votación, por lo que, a falta de una decisión de la Mesa de la cámara, como pronto se tratarían a partir del lunes.

Hace falta una mayoría absoluta para derribar al Gobierno, lo que supone reunir 289 votos, que en estos momentos son 287 debido a que hay varios escaños vacantes.

El presidente Macron no ha hablado en público desde la activación el jueves por la tarde del artículo 49.3 de la Constitución.

Eso dio lugar a una serie de manifestaciones espontáneas en diferentes ciudades que degeneraron en altercados en muchas de ellas y en particular en París.

Las movilizaciones habían perdido fuerza en los últimos días tras vivirse el 7 de marzo la mayor protesta contra una reforma social en tres décadas, con entre 1,28 y 3,5 millones de manifestantes, a llamado de los sindicatos. Pero estos últimos tienen “miedo” de que el movimiento social les supere y se radicalice, indicó a la AFP el presidente de la CFTC, Cyril Chabnier, quien advirtió que tras el artículo 49.3 habría un “estallido social”.

“La oposición es legítima, las manifestaciones son legítimas, el desorden no [lo es]”, aseguró en la radio RTL el ministro del Interior, Gérald Darmanin, advirtiendo que el gobierno no permitirá “manifestaciones espontáneas”.