El Pais Uruguay

Buscando la quinta pata al gato...

María Guillermina Coolighan | Montevideo

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Con motivo de la celebración por un nuevo aniversario de la Batalla de Las Piedras se realizó en la Catedral Metropolitana una misa celebrada por el Arzobispo de Montevideo, Sr. Daniel Sturla.

Esto me lleva a volver a plantearme una pregunta, que ya he realizado por esta vía, y es: ¿quién forma a nuestros periodistas y comunicadores? O dicho de otra manera, ¿por qué se les enseña prácticamente a agredir a las personas que entrevistan?

Es cierto que “el pueblo quiere saber” y tal vez “rascar hasta el hueso“sea una vía legítima.

Sin embargo, hay cosas que rayan en lo inadmisible y que no hacen más que dejar en evidencia la falta de conocimiento de quien interroga.

Y ojo que me estoy refiriendo a una súper solvente notera de un reconocido noticiero del medio a quien básicamente admiro por su corrección, dicción y trabajo más que eficiente.

Pero, todos nos podemos equivocar y es válido el comentario y me incluyo, al interrogar al Cardenal a la salida de la misa, lo interpeló preguntándole por qué una lectura del día, tal vez una epístola, no lo sé, se le había encomendado a un militar allí presente.

Percibí la sorpresa en el rostro del Cardenal ya que cualquiera que concurre a una misa en su condición de católico puede ser convocado u ofrecerse para tal fin, independientemente de sus galones, sus ropajes y o condición social.

La sorpresa del Cardenal fue la mía y la de tantos católicos que lo sabemos bien y que la periodista como persona culta que es, debería saberlo y o haberse interesado en saber cómo son estas “designaciones”, aún sin practicar la religión católica.

Me dolió. Primero porque tengo de esta señora el mejor de los conceptos y segundo porque sentí que, solapadamente y una vez más, se estaba juzgando a la Iglesia y en el caso referido, a las Fuerzas Armadas de nuestro país.

Soy consciente de que en ambos ámbitos mencionados ha habido terribles eventos que nos entristecen a todos.

Ahora, ese Sr. que leyó la Epístola, ¿es culpable per se de algún horror? No lo sabemos y de serlo, ¿no cabe el arrepentimiento de su accionar? ¿Y no es el buen Dios infinitamente misericordioso como para perdonarnos los pecados? ¿O todos los que nos acercamos a leer deberíamos probar nuestro “libre de”?

Ya lo dijo del Papa Francisco en más de una oportunidad ¿“quién soy yo para juzgar?”. Y recuerdo que en una celebración eucarística, él mismo convocó a privados de libertad, seguramente por graves delitos, para que lo acompañaran en la misa, sin importar el calibre de sus condenas.

Sentí que por un lado se estaba, una vez más, desconociendo todo lo bueno que hace la Iglesia Católica subrayando todo lo malo que sale a la luz.

Por otro lado, de alguna manera, se estaba haciendo tabla rasa con todos los miembros de nuestras Fuerzas Armadas poniendo a todos en la misma bolsa y juzgando, ahondando una brecha que todos los uruguayos de buena voluntad queremos zurcir para salir adelante.

Creo que somos esclavos de nuestras palabras y no debiéramos olvidarlo al momento de decir algo que en nada suma y que tiene un tufillo político, dejando de lado y minimizando la verdadera dimensión espiritual que tiene la Eucaristía, para nosotros católicos y para los que no, que nos deben el respeto que merecemos.

Por todo ello, vaya mi apoyo a esta periodista a quien ya dije admirar, para que en una serena reflexión y tal vez en conjunto con sus colegas, piensen sobre lo bueno que está para adelante de forma tal de no dividir sino de multiplicar la fortaleza de nuestra democracia.

Para adelante están las casas, como dice nuestro Presidente, y para adelante está también el período electoral que sería de desear que se llevara a cabo en un clima de madurez, respeto y dignidad.

ECOS

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2023-05-25T07:00:00.0000000Z

2023-05-25T07:00:00.0000000Z

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