El Pais Uruguay

Animación con actores para una historia eterna

Hoy se estrena la versión live action de uno de los clásicos de Disney

FERNÁN CISNERO

El principal objetivo de asuntos como La sirenita es mantener vivo el espíritu Disney. Y eso comprende inocencia (y cierta maldad) de fábula, una princesa, una bruja mala, un príncipe algo bobalicón, canciones e inversiones ya amortizadas.

Eso es jugar sobre seguro pero de eso se trata esta moda de los

live action, anglicismo que quiere decir con actores de carne y hueso y, si se puede, paisajes reales.

Disney viene trasladando sus clásicos animados. Un ranking de la peor a la mejor debería empezar con la innecesaria Pinocho dirigida por Robert Zemeckis y con Tom Hanks como Gepetto, y terminar con la Cenicienta de Kenneth Branagh quien, por lo menos, tiene la pretensión de ser un director importante.

En el medio están

Bella y la bestia, Mulan, Dumbo —que no estaba nada mal y era de Tim Burton—, El libro de la selva y, entre otras, El rey León. La sirenita está a mitad de tabla, lo que no está tan mal.

Los reparos principales, quizás vengan porque la original de 1989 es uno de los grandes clásicos de la marca, como pueden certificar hijos, padres, tíos y abuelos de los últimos 30 años. Está buenísima.

Para empezar tenía una historia inmortal (un Romeo y Julieta anfibio) escrita por Hans Christian Anderson en 1837 que Disney, como es costumbre, adaptó libremente.

Y para completarla venía con un repertorio de canciones escritas por Alan Menken y Howard Ashman. Ganó un Oscar para Menken porla banda sonora, y para él y Ashman por la canción “Bajo el mar”, que es muy pegadiza.

Esos dos atributos están presentes en esta versión live action, pero otros se pierden irremediablemente. El espíritu está intacto porque en muchos momentos es una réplica calcada de la versión animada (aunque dura una hora más, llegando a las dos horas y 15 minutos). El elenco es multirracial (la reina madre de Eric y la propia Ariel son negras), lo que no evita que se mantengan ciertos estereotipos raciales y sociales que vienen con la marca.

La historia es la misma. Ariel (Halle Bailey) es la hija del rey Tritón (Javier Bardem) y es una sirenita algo rebelde de manera inocente aunque peligrosa. Por esos caprichos que tiene el mar conoce al príncipe terrestre Eric (Jonah Hauer-king) y se enamora a tal punto que es tentada por la bruja Úrsula (Melissa Mccarthy) a perder su condición acuática, su aleta y su voz con tal de ser humana por un rato.

Halle Bailey es la Sirenita en la nueva versión del clásico; el espíritu está intacto.

Hay trampa, claro: Úrsula es una de las más temibles villanas de Disney. Sin embargo, el amor es más fuerte y consigue romper el hechizo con una ayuda de Tritón (quien debe aprender a soltar a la nena) y la complicidad de los mismos simpáticos secundarios de siempre: el cangrejo Sebastián (Daveed Diggs) y la torpe gaviota Scuttie (con la voz de Akwafina); los humanos son menos interesantes.

La película está salpicada con las clásicas canciones incluyendo “Parte de él”, “Bésala” y “Pobres almas en desgracia”. Se suman, además, cuatro tonadas nuevas firmadas por Lin-manuel Miranda incluyendo un simpático rap cantado por Akwafina. Hay una sola función para escucharla (en el Life Punta Carretas); todas las demás son dobladas.

Dirigida por Rob Marshall (Chicago) con su habitual impersonalidad, todos los rubros están ocupados por profesionales de alta gama. Hacen que el live action se vea como animación. Y eso, capaz, debe ser su principal mérito, junto con conservar el espíritu de Disney intacto.

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2023-05-25T07:00:00.0000000Z

2023-05-25T07:00:00.0000000Z

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