El Pais Uruguay

Argentina: seguir con lo mismo Es terminar con lo mismo

JORGE CAUMONT ECONOMISTA

Al asumir el 10 de diciembre de 2019, el presidente argentino Alberto Fernández designó Ministro de Economía a Martín Guzmán, un “Columbia Boy” cuyo mentor era Joseph Stiglitz. El mismo Nobel de Economía que, a mediados de aquel año, había señalado que “el experimento neoliberal —impuestos más bajos sobre los ricos, desregulación de los mercados laborales y de productos, y globalización— ha sido un fracaso espectacular” (International Politics and Society 16/09/20219). Un Nobel que respaldó a su alumno al cabo de la pandemia del Coronavirus y que, con Argentina recuperando su PIB, aunque aún lejos del previo a la crisis sanitaria, se atrevió a calificar la situación como “el milagro argentino” (Project Syndicate 11/01/2021). Por supuesto, luego se retractó, pues había olvidado que a un año de la crisis sanitaria, la inflación se mantenía alta y en tendencia francamente creciente hasta que su discípulo, no obstante haber renegociado la deuda con el FMI con condiciones que no se cumplieran, haber introducido impuestos —el impuesto País y a las tenencias de activos en el exterior—, aumentado otros —bienes personales—, además de un esquema de altas retenciones (impuestos) a las exportaciones del agro y tipos de cambio diferenciales, dejó voluntariamente su cargo en julio de 2022.

La inflación interanual alcanzaba en ese mes al 70%, el tipo de cambio oficial se había devaluado 11%, el paralelo (blue) 253% y la brecha cambiaria había trepado de 15% al 89%. Los datos reflejaban un verdadero fracaso de la orientación estatista que desconoce las reglas del mercado, las que regulan la oferta y la demanda y las reacciones del público ante sus cambios.

NUEVO MINISTRO.

En sustitución de Guzmán y con el aval del entorno kirchnerista, asumió Silvina Batakis, pero su gestión al frente del Ministerio de Economía duró menos de un mes, tras el cual el presidente Alberto Fernández designó Ministro de Economía y a cargo del Ministerio de Desarrollo Productivo y del de Agricultura y Ganadería, a Sergio Massa; hoy, a una semana de la elección presidencial —día en el que escribo esta columna—, uno de los dos candidatos a ser primer mandatario de la República Argentina. En sus declaraciones del día de la asunción, el probable nuevo presidente de los argentinos señaló que harían todas las correcciones necesarias para reducir el déficit fiscal, en las condiciones comprometidas con el FMI para el pago de los 44 mil millones de dólares vergonzosamente concedidos por la institución —la que hace 20 años sugería el default de la deuda uruguaya a la que el gobierno de Jorge Batlle se opuso terminantemente—. Enfatizó, en ocasión de esas declaraciones: “el gobierno abandonará el recurso a la emisión monetaria para cerrar la brecha de las finanzas públicas, un mecanismo que debilita el peso y atiza la inflación”. Y agregó que la inflación es “la mayor fábrica de pobreza de un país” la que, en el caso de Argentina alcanzaba en ese momento, al 37% de sus 47 millones de habitantes. Se arriesgó a decir en su discurso inaugural, que en dos meses la inflación tomaría “una curva descendente y que tenía que “resolver la doble cara de un país que crece al 6% anual y genera empleo, pero que tiene una enorme falta de confianza en su moneda, desorden del gasto, brechas de inversión pública y una enorme injusticia en la distribución del ingreso”.

En ese momento, en aquel discurso inaugural, anunció que para aumentar las reservas internacionales disponibles en el Banco Central se realizarían acuerdos con los exportadores para “adelantar ventas” (¿?). Uno de sus asesores reconoció sin embargo: “Estamos aún lejos de tener un plan económico integral, lejos de tener respuestas sobre cómo se va a combatir la inflación, y cómo va a funcionar el mercado cambiario”.

RESULTADOS.

A un paso de culminar su gestión económica — coincidente con su trabajo político para acceder a la presidencia del país—, tras casi diecisiete meses de gestión, los resultados macroeconómicos y sociales están alejados de los objetivos que se planteara. Como aproximación a los segundos, dos indicadores apuntan a deterioro social: el salario real en ese lapso cayó 15 % y la pobreza subió del 37 al 40% de la población del país. Y desde el punto de vista macroeconómico, los resultados reflejan una combinación de desequilibrios alarmante. En efecto, la producción y el nivel de actividad, la inflación y el sector externo de la economía muestran una situación de las peores en el continente americano y a nivel mundial.

El PIB ha caído 3,7% interanual en el segundo trimestre de este año y ha seguido en baja en el tercero. Lejos de declinar luego de agosto de 2022, como vaticinaba Massa, la inflación continuó en aumento y desde entonces trepó de 71% a 138% y la tendencia sigue siendo creciente a un ritmo del orden de 10% mensual. El déficit fiscal, pese a los ajustes tributarios, es alto y la indisponibilidad de financiamiento con crédito privado el apoyo crediticio lo da el Banco Central a través de la emisión de billetes y monedas que estimula al crecimiento de los precios. El resultado del sector externo muestra que la autoridad monetaria tiene reservas internacionales netas negativas, no obstante la represión a las importaciones, a la compra de moneda extranjera con numerosos tipos de cambio y otras medidas por el estilo. Es altamente probable que, al salir el lunes 20 esta columna en Economía & Mercado, tengamos un nuevo presidente argentino que posiblemente sea el que promete la continuidad del empeoramiento macroeconómico de la nación hermana. Los efectos que eso traerá sobre nuestra economía cualquier persona los conoce. ¿Sí o No?

“A un paso de culminar su gestión económica, tras casi 17 meses de gestión, los resultados macroeconómicos y sociales de Sergio Massa están le jos de sus objetivos.

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2023-11-20T08:00:00.0000000Z

2023-11-20T08:00:00.0000000Z

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